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A propósito del XV Congreso de la Sociedad Española de Emblemática y la Exposición paralela «Qvod non vides» con libros del Fondo Antiguo de la Biblioteca Histórica de Santa Cruz, es inevitable pensar cómo también hoy en día nos servimos de la imagen para transmitir ideas, humor o conceptos arduos de plasmar solo con texto, por aquello de que una imagen vale más que mil palabras.

Permítannos que, como Jano, el dios bifronte de los romanos, observemos el futuro volviendo la vista atrás para encontrar nuestro propio reflejo en el pasado y descubrir que los clásicos nunca pasan de moda y que, ¡oh sorpresa!, no hay nada nuevo bajo el sol.

Jano, dos rostros Júpiter te ha dado
Y miras lo pasado, y venidero.
Por delante te muestras mesurado
Y burlas por detrás de lo primero.
Por qué de esa manera te han pintado?
¿Acaso es porque el hombre sabio entero
Ha de ser tal que mire justamente
Lo por venir y lo presente?

Los memes como epítome de la posmodernidad, describen la realidad a través de códigos que solo son comprensibles desde la contemporaneidad, materializando una cultura popular que bebe de las redes sociales y de un consumo acelerado de productos culturales.

En este sentido están muy alejados de aquellos emblemas que, pensados como instrumento de formación ética, moral y/o religiosa, estaban orientados a un público minoritario, el que tenía acceso a los libros (“Idea de un príncipe político cristiano representada en cien empresas” de Saavedra Fajardo es solo un ejemplo de título muy revelador).

El meme toma una imagen para descontextualizarla y darle un sentido humorístico o crítico. Es, por tanto, heredero informal del emblema aunque, más que moralizante (pueden darse casos puntuales), la intención sea básicamente satírica.

Fue Richard Hawkins quien acuñó el término “meme” en 1976, en su libro “El gen egoísta”. Como analogía del gen, y el proceso de replicación del ADN, el meme se replica (viraliza) y multiplica a través de Internet.

En 2018 la Rae aceptó el término «meme» en el “Diccionario de la lengua española”, que lo define como “Imagen, video o texto, por lo general distorsionado con fines caricaturescos, que se difunde principalmente a través de internet” o “Rasgo cultural o de conducta que se transmite por imitación de persona a persona o de generación en generación”.

Al igual que los emblemas, los memes también son capaces de explicar la complejidad moral, social y política del mundo actual encapsulada en una imagen, habitualmente acompañada de un texto corto, solo el necesario para terminar de explicar el concepto.

Pero no son solo un producto humorístico, sino que transmiten un imaginario que hemos asimilado de forma más o menos consciente y que explica toda una industria del consumo y comunicación donde, a día de hoy, es más importante la forma de transmisión que el contenido mismo.

La Biblioteca Nacional como preservadora y custodia del Patrimonio cultural y documental en Internet conserva los memes a través de su Archivo de la Web Española, donde también tienen cabida esta especie de “ephemera digitales”.

Con el permiso de Alciato, Saavedra y demás emblemistas ilustres, presentamos aquí una equivalencia visual entre estos dos géneros para traer al presente este lenguaje olvidado y descubrir las sorprendentes conexiones entre el Barroco y la Postmodernidad.

Borja, Juan de, Conde de Mayalde y de Ficallo. Empresas morales. En Brusselas : por Francisco Foppen, 1680. Signatura: BU 09939

N.B. *Hecho con inteligencia humana