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Jorge Juan y Santacilia, conocido como “el sabio español” fue un científico y marino Jefe de la Escuadra de la Real Armada que profundizó en estudios de cartografía, ciencias matemáticas y humanidades.
Nacido en 1713, con tan solo 21 años formó parte de una expedición de científicos patrocinada por la Real Academia de París y dirigida hacia el virreinato de Perú para medir el grado de un arco meridiano situado por debajo de la línea del ecuador.
Su producción científica en campos como la minería, la astronomía o las matemáticas trascendió nuestras fronteras. Junto a su compañero de expedición, Antonio de Ulloa, compuso “Relacion Historica del Viage a la America Meridional”.
Y como único autor publicó “Observaciones Astronomicas y Phisicas, hechas de orden de su Magestad en los reynos del Perú. De las quales se deduce la figura, y magnitud de la Tierra, y se aplica a la navegación”.
En la Biblioteca de Santa Cruz se conserva una segunda impresión (1773) corregida y enmendada que presenta como curiosidad un prólogo y preliminares del autor en los que se aceptan definitivamente los postulados de Copérnico. Esto supuso toda una revolución pues la Tierra dejaba así de considerarse el centro del Universo. Digamos que a partir de entonces dejamos de mirarnos (tanto) el ombligo.
Las mediciones llevadas a cabo en sus expediciones confirmaron también la hipótesis de Newton, que ya en el siglo XVII había teorizado que la Tierra no es una esfera perfecta, sino que está achatada por los polos.
Como grabado especialmente valioso, podemos admirar este mapa de la Luna, donde se detallan los nombres de los cráteres, entre ellos Copérnico, Aristóteles, Plinio, Ptolomeo.