Universidad de Valladolid. Biblioteca Histórica

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Emblemas: ad signun pellicani

19 viernes Abr 2024

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Behen, Emblemas, Eucaristía, Marcas de impresor, Marnef, Pelícanos

El ejemplar U/Bc IyR 0325; fue impreso en la oficina tipográfica de Franz Behen, en Maguncia, en 1549. Contiene la obra Commentaria Ioannis Cochlaei de actis et scriptis Martini Lutheri Saxonis, chronographice ex ordine ab anno Domini M.L.XVII. usq[ue] ad annum M.D.XLVI. inclusive fideliter conscripta: adiunctis duobus indicibus, & Edicto Wormaciensi; escrita por Johannes Cochlaeus (1479-1552), humanista y famoso polemista contra Lutero, sus escritos y pensamiento político-religioso.

Después del colofón presenta un ave y sus polluelos, con un lema en centro superior y filacteria «SIC» -«HIS QVI DILIGVNT» (Así – A los que se quiere):

Y bajo el grabado un texto explicativo en latín:

Exemplum ueri Pelicanum cernis amoris / Qui reficit pullos ipfe cruore fuos./ Sic amor est Christi, qui nobis sanguine fufo/ Restittuit uitam, ac in cruce regna dedit. (Verdadero ejemplo de amor el Pelícano que restaura a las crías con su sangre. Tal es el amor de Cristo que con su sangre restituye la vida y nos entregó su reino en la cruz).

El pelícano es uno de los símbolos de Cristo, de su martirio y muerte como salvación y, por antonomasia, del sacrificio y del amor a otros. En el catolicismo se asocia a la eucaristía: a la inmolación de Jesús que con su propia carne y sangre alimenta y redime a la humanidad.

Este paralelismo explica la interesante iconografía consagrada a esta ave: en los bestiarios, emblemas, en los sermones y en el arte; en marcas de impresor, en las encuadernaciones, breviarios, maderas talladas, esculturas, mosaicos, ornamentos, sagrarios y tabernáculos.

El símbolo se origina, probablemente, a causa de una descripción errónea, o por una mala traducción de las fuentes originales o de una mala interpretación de textos antiguos, transmitida y sobre estos elaboradas, a respecto de un ave exótica y lejana, de la que la tradición transmitía que se lastimaba a sí misma, abriéndose el pecho para alimentar, con su sangre, a los pequeños pelícanos hambrientos. Así, el pelícano, abriéndose el pecho para que mane la sangre sobre sus polluelos (normalmente 3), quedó transformado en símbolo del altruismo y en alegoría de Cristo.

La leyenda cristiana del pelícano fue popularizada a través de las versiones del Physiologus, el primero de los bestiarios cristianos y uno de los libros más difundidos y traducidos en la Edad Media. El Physiologus contiene un conjunto de descripciones de diversos animales, criaturas fantásticas, plantas y rocas, la mayoría con frases y sentencias moralizantes. De cada animal se muestra su descripción y se narran varias anécdotas, con el propósito de ilustrar ideas religiosas cristianas, dogmáticas y apologéticas, de sentido alegórico. No es un tratado de historia natural (a pesar de su influencia y autoridad en este campo durante siglos) pues no distingue criaturas fabulosas de especímenes reales; su propósito es más el utilizar elementos del mundo natural, para ofrecer esquemas simbólicos, interpretaciones metafísicas, moralizantes, significados místicos y trascendentes.

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Obras impresas por Enguilbert Marnef, a principios del siglo XVI, con marcas de impresor compuestas en las que figura el Pelícano e indicaciones de la librería: «Venundantur Parrhifiis sub pelícano : In vico Sancti Iabobi» y «Venundantur in vico divi Jacobi ad signun pellicani» (Se venden en París, en el callejón de Santiago, bajo el signo del pelícano).

Marca de impresor de Hyeronimus Marnef, continuador de la dinastía (1566) U/Bc BU 10932

Según su relato la historia idealizada del pelícano se remonta al salmo 102, en el que David canta “Y he venido a ser como pelícano del desierto”. El Physiologus describe que los polluelos de esta ave, que reclamaban con mucha violencia la comida a sus padres, recibían la muerte con un brusco picotazo. Después de tres días, llenos de remordimientos, los padres indignos se desgarraban el pecho para regar con su sangre a los pequeños cuerpos inertes y, de esta manera, devolverlos a la vida. Esta leyenda se completa con Isaías 1,2 “Yo he criado hijos y los he engrandecido, /y ellos se han rebelado contra mí”. Que se asocia con la rebelión de los hombres contra el Dios padre y con la redención por la Cruz.

Eusebio, San Agustín y Santo Tomás, van completando la alegoría y el sacrificio del pelícano pasa a representar el sacrificio de Jesucristo. Lo que va transformando el símbolo del pelícano de emblema moral a un símbolo de la resurrección.

A causa de la interpretación de los Padres de la Iglesia, se asoció al pelícano con el ave fénix que resucita de sus cenizas, lo que llevó a identificarlas y confundirlas, afectando a la representación plástica de una y otra y al tratamiento de ambas como seres fabulosos o imaginarios. De esta manera, la representación tradicional europea del ave dista de la realidad, tal como en el grabado, hasta prácticamente el siglo XIX parece más una mezcla de cisne y ave fénix (con las que comparte simbolismos de muerte y resurrección).

U/BC BU 11055 Jonstonus, Joannes : Historiae naturalis de avibus libri VI . cum aeneis figuris. Amstelodami: apud Ioannem Iacobi Fil. Schipper, 1657

No deja de ser interesante en el contexto de la polémica contra Lutero y la reforma, que figure como colofón o marca de impresor un símbolo eucarístico. Uno de los debates abierto por el protestantismo, fue la revisión de la creencia de atribuir a la hostia (el pan sagrado) y al vino el significado de ser la verdadera carne y sangre de Jesús. Negando este sentido milagroso al ritual, proponiendo la eucaristía simplemente como elemento simbólico de la participación en comunidad y aceptando en todo caso la consubstanciación en vez de la transubstanciación.

Como reacción la Iglesia Católica acentuó la importancia de la eucaristía y de la festividad del Corpus Christi (en honor al Cuerpo y la Sangre de Cristo). Lo que era una tradición se convirtió en dogma y en uno de los pilares propagandísticos del catolicismo. El ritual de la consagración en el altar del cuerpo en pan y la sangre en vino pasó a ser un elemento central del ritual, con exhibición en el momento de la consagración para que fuera oído y visto por todos. Además la custodia, donde se colocaba la hostia después de ser consagrada, se convirtió en un elemento de especial veneración. Los sagrarios y custodias pasaron a ser elementos centrales en los templos y elementos protagonistas de la mayor riqueza artística. El motivo del pelícano aparecerá, a lo largo del tiempo, en numerosas imágenes, pinturas, esculturas y vitrales, en grabados y recordatorios asociados a la eucaristía y a la comunión.


NOTAS

  • Cirlot, Juan Eduardo, Diccionario de símbolos, Madrid: Siruela, 2002.
  • Bestiario Medieval (edición a cargo de Ignacio Malaxeverría), Madrid, Siruela, 1989.
  • Enciclopedia católica online.

Post tenebras spero lucem

16 martes Ene 2024

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Cuesta, Emblemas, Ghemart, Halcón, humanismo, Madrigal, Post tenebras

Grabados del ejemplar BU 11055 «Historiae naturalis de avibus libri VI«

El halcón, símbolo solar y de elevación espiritual, es el protagonista de la marca (lo que hoy llamaríamos logo) de muchos impresores. La caperuza o capucha con que se utiliza para domesticarlos representa la esperanza de la luz para el que vive en tinieblas. El diccionario de los símbolos de Chevalier & Gheerbrant, dice que este animal es «la imagen de los prisioneros, del fervor espiritual obstruido, de la ocultación de la verdad».

En varias marcas de impresor aparece acompañada con la divisa: «Post tenebras spero lucem» (Espero la luz después de la oscuridad), tomada de algunas de las versiones latinas de Libro de Job:

Biblia sacra qui in hac editione a theologis Lovaniensibus praestitum sit, eorum praefatio indicat .- Antuerpiae : Ex officina Christophori Plantini, 1583 (U/Bc 00877-879)

En otras versiones (y de ellas las traducciones en lenguas modernas) el versículo se interpreta de un modo más prosaico: «Noctem verterunt in diem; et rursum post tenebras properat lux» (Job 17:12). Detalle de no poca importancia, si tenemos en cuenta la difusión del versículo asociado a la propaganda religiosa. No debemos olvidar que – en buena medida – el origen de la Reforma se abre con los debates filológicos de los humanistas, cuya figura más conocida es Erasmo; y con la problemática de la divulgación de los textos más correctos – que entraban en contradicción con la tradición y la doctrina – en las ediciones de la Biblia a gran escala pensadas para la imprenta.

Del libro de Job a la marca del impresor cervantino Juan de la Cuesta, pasando por Ginebra, el motto es humanístico, hermético y lema de la reforma en su vertiente calvinista. Se trata de uno de los grandes emblemas del saber humanístico, de la mundaneidad curiosa y de la inteligencia esotérica. Junto con el Fénix de alas abiertas al sol, renaciente, que resurge, y simboliza la resurrección, la vida nueva, el renacimiento, la aurora del nuevo día. Hay pocos emblemas y alegorías que tan bien signifiquen la esperanza, el anhelo de una mudanza a mejor, el final de una época de tribulaciones, persecuciones, injusticias o contrición. La esperanza de luz que consuela a quien anda en tinieblas.

Juan de la Cuesta, que ya había estado asentado en Valladolid en 1567, utilizó esta marca, entre otras, para la edición de las dos partes del Quijote. Y fue así porque se casó con María Quiñones, viuda del hijo del impresor Pedro Madrigal, que utilizaba este sello y que de la Cuesta mantuvo al pasar a regentar la imprenta (hoy Sociedad Cervantina) situada en la calle Atocha. Parece que a su vez, Madrigal reutilizó materiales como el sello del taller salmantino de Adrián Ghemart, del que eliminó las iniciales A. G. y añadió un león dormido.

Marca de impresor de Madrigal, tomada de Ghemart (U/Bc BU 06539)
Marca de impresor de Juan de la Cuesta, tomada de Madrigal (U/Bc BU 09632)

Otros impresores que utilizaron esta misma simbología fueron Jan Mommaert, Juan Soler, Juan Gracián, Juan de Rueda o Jerónimo Morillo.

Marca de impresor de Jerónimo Murillo (U/Bc BU 02239)
Lema usado a modo de colofón en el ejemplar BU 09467 «Idea principis christiano-politici centum symbolis expressa» de Saavedra Fajardo

Recuerden pues, que  «Post tenebras spero lucem» , es decir, “Siempre que llueve escampa”, dicho de otra manera “No hay mal que cien años dure” o “Amanece, que no es poco”.

Omnia mea mecum porto

17 viernes Nov 2023

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Bías de Priene, Emblemas, Gabriel Buon, Marcas de impresor, Nicolas Buon

Grabado calcográfico, marca del impresor Nicolas Buon, 1616. U/Bc BU 3603

El estudio de las marcas tipográficas y de impresores es una fuente constante de sorpresa y novedades, que no solo sirve para determinar orígenes, procedencias, transmisión de talleres, reutilización de maquinaria, aprovechamiento de grabados, cajas de tipos, diseños o fijar dataciones. En muchos casos, cuando se combina con el estudio simbólico y con la emblemática, se descubre también un mensaje, una narrativa, no pocas veces alegórica y siempre declarativa de proyectos, intenciones o motivos.

En la marca de Gabriel y de Nicolas Buon (entre otros), libreros impresores parisinos y de su Universidad, se repite con variaciones el motivo de un hombre barbudo, vestido a la griega o romana, que huye de una ciudad en llamas. Alrededor del hombre, otros huyen. Pero lejos del plano principal y abrumados por llevar cargas y objetos.

En la banda que rodea la escena se lee: «Omnia mea mecum porto». En la parte inferior figura el monograma del librero impresor y alrededor se traza una orla con motivos vegetales, faunos y querubines.

El grabado representa la escena histórico-legendaria de la caída y evacuación de la ciudad griega de Priene. Cuando el enemigo entraba ya a saquear la ciudad. Historia que recogen entre otros, Sátiro de Calatis , Diógenes Laercio, o Cicerón en sus Paradoxos:

“Nec non saepe laudabo sapientem illum, Biantem, ut opinor, qui numeratur in septem; cuius quom patriam Prienam cepisset hostis ceterique ita fugerent, ut multa de suis rebus asportarent, cum esset admonitus a quodam, ut idem ipse faceret, ‘Ego vero’, inquit, ‘facio; nam omnia bona mea mecum porto.’ (Cícero: Paradoxo 1, 1, 8 )

ΒΙΑΣ ΠΡΗΝΕΥΣ. Mármol, Copia romana de un original griego. Villa Cassius (Tivoli), excavada 1774. Museo Pio Clementino (Wiki)

Bias de Priene, a quien se define como el más astuto entre los Siete sabios de Grecia, respondió a sus convecinos extrañados por la ausencia de equipaje en hombre de tanta riqueza. El sabio, famoso como abogado y hombre práctico, se presentó a la evacuación con su ropa de viaje e indicando que no necesitaba más.

«Omnia mea mecum porto» [todo lo mío lo llevo conmigo], expresa un ideal filosófico de rechazo a los bienes materiales. En las versiones de la marca el hombre parece llevar en su mano o proteger, justo debajo de su túnica, un rollo de pergamino, o un libro. Probablemente su obra, su pensamiento. Parecidas historias se pueden encontrar en varias versiones, tanto en el mundo grecolatino, como en el folklore de la India o incluso más hacia Oriente.

Levemente diferente o con matices, porque se sitúa en un naufragio, o después de un cataclismo, pero siempre la conclusión es la misma: todos intentan cargar con propiedades y tesoros o lamentan sus pérdidas, excepto el sabio, capaz de evaluar rápida y juiciosamente lo fundamental y por tanto capaz, mientras haya vida, de empezar una y otra vez.

Vidas y peripecias, del libro, del pensamiento, de las gentes del libro, las bibliotecas, la educación y la imprenta, en un mundo de persecuciones, censuras, exilios y guerras como continuum civilizatorio. Destrucciones de ciudades, saqueos, incendios, deportaciones, expulsiones, refugiados por cientos huyendo, con poco o lo puesto, de la masacre, de los conflictos y de la guerra.

Es difícil pensar en continuar o empezar de nuevo en escenarios de barbarie y destrucción. Nos quedamos, tantas veces, sin palabras ante la realidad. Pero en las bibliotecas sabemos que los libros son y han sido siempre un consuelo, un refugio, una esperanza.

 

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