Entre las obras de no ficción de Daniel Defoe se encuentran los numerosos escritos, informes, cartas y panfletos redactados en el tiempo en que actuó como agente en las negociaciones para la Unión del Reino de Inglaterra con el de Escocia.
El Acuerdo establecía que Inglaterra (con Gales) y Escocia debían ser «unidos en un solo reino con el nombre de Gran Bretaña». Los detalles del Tratado se firmaron el 22 de julio de 1706. Los artículos del tratado fueron refrendados por los parlamentos de Inglaterra y Escocia y la unión política entró finalmente en vigor el 1 de mayo de 1707.
Defoe, arrastrado por sus polémicas, deudas y vida picaresca actuó como agente sobre el terreno, agitador, propagandista y espía de los representantes de la corona inglesa. Conocedor de primera mano de los sucesos, acuerdos, campañas, debates y conflictos que dieron como resultado la redacción y aprobación del tratado entre Inglaterra y Escocia, en 1709 publicará en Edimburgo, The History of the Union of Great Britain.
Posee la Biblioteca Histórica un ejemplar (U/Bc 07215) de la magnífica edición publicada por John Stockdale en 1786, de esta particular historia de la Unión redactada por Defoe. Trabajo en el que explica su actividad y en el que destaca como cronista – no pocas veces irónico y parcial- de la realidad política y social escocesa y como fuente de primera mano del agitado proceso.
La edición, abre anteportada con un cuidado retrato calcográfico del autor, realizado por Willian Skelton (1763-1848).
Precede a la Historia de la unión, con portada propia : «An essay, containing a few strictures on the union of Scotland with England; and on the present situation of Ireland… by J.L. de Lolme. Completándose entre ambas con XXIV páginas con una biografía sobre el autor (LIFE of De FOE). Además de dedicatorias y prólogo.
Si la nota biográfica es una pieza digna de leer, especialmente para aquellas admiradoras de la literatura inglesa, en el ensayo encontramos fragmentos de la mejor pluma de Defoe, un pionero del género de la crónica parlamentaria.
Además, esta actividad como publicista y propagandista itinerante le permitió conocer la sociedad y geografía escocesa, así como tratar a una inmensa variedad de individuos, personajes, figuras y tipos, y a establecer numerosos contactos personales en la sociedad escocesa. Elementos, descripciones, anécdotas y circunstancias, que usaría en sus novelas y artículos y que tendrían gran influencia en los narradores ingleses y escoceses y en la literatura en Lengua inglesa en el siglo siguiente.
Nuestro Ms 253 es copia de las partes quinta y sexta de la traducción castellana de Yehuda ben Moshe del “Kitāb al-bāri’ fi akhām an-nujūm” de Abu Ali ibn ar-Rigal (Abenragel), conocido como “Libro complido en los judizios de las estrellas” (Siglo XIII).
Primer folio conservado del Ms 253 (Digitalizado UVaDoc)
Nuestro ejemplar contiene una copia en letra del siglo XIV con el único fragmento conocido de los capítulos 5 y 6 de la versión castellana realizada para Alfonso X en 1254, por Yehuda ben Moshe, médico real, astrónomo y un destacado colaborador de la Escuela de Traductores de Toledo. Y que, con una octava parte, existente en el Archivo catedralicio de Zaragoza, completa el texto del MSS/3065 de la BNE (que contiene las partes 1 a 5).
El «Libro cõplido» es traducción de una de las más famosas obras de astrología judiciaria árabe, realizada en el taller y escuela de Alfonso X, a mediados del siglo XIII. La datación del inicio de la traducción castellana, que parece preceder a las latinas, se fija con la resolución de un horóscopo y rúbrica existente en algunas de las copias, en la mañana del 12 de marzo de 1254 (vid. Guilty, 1954). Las peripecias para la localización y edición de sus partes se recogen en el prólogo del profesor Gerold Hilty a su edición de las partes 6 a 8. Publicación con la que completaba, en 2005, el trabajo de investigación que iniciara en los años 50 del siglo XX.
Hilty había dado a conocer en 1954 la existencia de esta interesante traducción y rara muestra de prosa castellana medieval realizada en el taller alfonsí, publicando la edición de las partes que conocía, con base en el MSS/3065 de la Biblioteca Nacional española.
Posteriormente, gracias al descubrimiento de una versión portuguesa del siglo XV, que contenía los libros 4 a 8, muy probablemente realizada a partir de la castellana, el mismo Hilty proponía la tesis de que la traducción castellana tenía que haber sido completada y conocida, con anterioridad a las latinas, circulando varias copias por la Península Ibérica en los siglos XIV-XV.
Se suponía que no se conservaban más fragmentos de una obra que probablemente había sido destruida completa o parcialmente por la inquisición, hasta que en 1967, el historiador de la ciencia Guy Beaujouan dio noticia de la existencia de dos manuscritos fragmentarios de la misma obra, custodiados uno en nuestra Biblioteca de Santa Cruz y otro en el Archivo Catedralicio de Segovia, que contenían, respectivamente, las partes quinta-sexta y octava de la obra.
En 1973 Guilty viajó a España y consultó el Manuscrito en Santa Cruz, pero no fue hasta su jubilación que se puso a la tarea de completar la edición del Libro conplido de 1954. En los años transcurridos la obra ya había despertado el interés de más investigadores que le facilitaron completar su edición y mejorar algunas transcripciones.
La difusión de la obra de Abu Ali ibn ar-Rigal fue enorme en el ámbito europeo, pero no a través de la pionera traducción del Toledado Yehudá ben Mose, sino a través de las ediciones latinas también del propio scriptorium alfonsí y sus copias (se conocen 50 manuscritos y 6 incunables; y sobre estas, las traducciones al hebreo, alemán, inglés, holandés, francés y probablemente existió versión catalana ).
El ejemplar fragmentario conservado en nuestra biblioteca es excepcional. No solo por contener el raro texto castellano de las partes 5 y 6 (incompletas), sino por la belleza del soporte, tintas y letra escrita de mano. Aunque aparecía mencionado y descrito en los catálogos de Gutiérrez del Caño (1888 p. 3-7); Rivera Manescau (1935 p. 90-92); Alonso Cortés (1976 p. 196-198), su datación se fija y su descripción se completa con la edición de 2005.
El volumen está encuadernado en pergamino, con tapa suelta enlazada y sistema de cierre de lazada con botón de cabeza de turco en piel al alumbre, probablemente del siglo XV. El ejemplar conserva 136 folios, mas 2 hojas en blanco más modernas y guardas de papel verjurado con marcas de agua. Figura en él una foliación moderna a lápiz; y otra original gótica que comienza con el fol. IX hasta el fol. CLII. Los 136 folios de pergamino de 335 x 255 mm. están unidos en cuadernos cosidos. Este ejemplar está mútilo de portada y, como mínimo, del primer cuaderno, falta también del LVII al LXIV, ambos inclusive (un cuaderno de 8 fol.) y, como mínimo, tampoco se conserva un cuaderno final. Cuadernos que ya no se encontrarían cuando se realizó la encuadernación.
El texto está escrito a dos columnas de 25 líneas en caja de 250 x 85 mm. La letra es del siglo XIV, como apuntaba con reservas Alonso Cortés y concluye sin dudar Hilty. Es una bella gótica, con epígrafes, calderones, palabras en destaque en rojo. Las capitales alternan azules con filigranas en rojos y rojas con filigranas azules.
Presenta además apostillas marginales en hebreo, a dos manos, alguna parcialmente guillotinada; que nos sugieren antiguos poseedores.
Aunque son evidentes los rayados para los renglones; tanto los calderones y títulos en rojo, como las capitulares bellamente decoradas y reclamos (realizados por la misma mano del copista cada ocho folios), así como el cuidado de la letras, nos permiten conjeturar que se trata de una copia, en origen, finalizada, aunque ha llegado a nuestros días mútila; que fue guillotinada y encuadernada en pergamino, posteriormente a la perdida de partes y de las anotaciones marginales.
Hilty sugiere, con bastante buen criterio (lo que parece corroborar el hecho de que la misma tipología de encuadernación se repita en varios de los manuscritos más antiguos de la Biblioteca de Santa Cruz) que la obra perteneciese ya a los fondos de la Donación fundacional de la biblioteca del Colegio, realizada por el Cardenal Pedro González de Mendoza, o por lo menos a los primeros tiempos de la Biblioteca.
Referencias:
– Alonso-Cortés, María de las Nieves, Catálogo de manuscritos de la Biblioteca de Santa Cruz, Valladolid: Universidad de Valladolid, 1976.
– Gutierrez del Caño, Marcelino, Códices y manuscritos que se conservan en la Biblioteca de la Universidad de Valladolid, Valladolid: Imprenta y Librería Nacional y Extranjera de Hijos de Rodríguez [etc.], 1888 (UVaDoc)
Desocupada lectora… hemos subido, en acceso abierto, al Repositorio UVaDoc, los 4 tomos de «El ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha. Compuesto por Miguel de Cervantes Saavedra. Nueva Edición corregida por la Real Academia Española. En Madrid, por Don Joaquin Ibarra, Impresor de Cámara de S.M. y de la Real Academia, MDCCLXXX .- 4º Mayor.
La edición de la Real Academia Española de 1780, impresa en el taller de Joaquín Ibarra y Marín se considera uno de los libros más bellamente impresos y una de las cumbres del arte tipográfico español del Siglo de las luces.
Los ejemplares digitalizados pertenecieron a la Biblioteca del Duque de Osuna y presentan una encuadernación Romántica.
Joaquín Ibarra y Marín (Zaragoza, 20 de julio de 1725-Madrid, 13 de noviembre de 1785), fue un impresor que desarrolló técnicas innovadoras y que experimentó con tintas, tipos y calidades de papel que confirieron a las obras salidas de sus talleres una excelencia y reputación que lo han convertido en una figura a la altura de los grandes impresores de todos los tiempos, y en el influyente divulgador de varios tipos de letra de suma elegancia.
Frontis en Tomo I y II. Parte Primera
Empleó tipografías en uso, destacando los juegos de Gerónimo Gil, los de la Fundición de Rangel (imitación o adaptación de los Garamond), los de Eudald Pradell, unos Caslon, y la cursiva del Salustio, de Espinosa de los Monteros. Ibarra destacó por el reaprovechamiento de estas fundiciones en composiciones de gran limpieza y por el equilibrio clásico en las planas, combinado con tintas de calidad y papeles cuidados que definen un estilo de impresión absolutamente neoclásico, de modelo académico. En 1931 la Casa Richard Gans, de Madrid, encargó a Carl Winkow, la apertura de unas matrices tipográficas para la conmemoración de los 50 años de la empresa, diseñados para el libro homenaje «El Maestro Joaquín Ibarra». A partir de varias de esas fundiciones, se elabora la tipografía Ibarra que constituye el punto de partida de la leyenda, estudios, modelos informáticos precursores y de rediseños digitales recientes.
Frontis Tomos III y IV. Parte segunda
Entre las más importantes obras que salieron de su taller se destacan La Conjuración de Catilina y la guerra de Yugurta, de Salustio (1772) y esta edición del Don Quixote de la Mancha impresa por encargo de la Real Academia Española (1780).
La obra, con patrocinio Real y edición de la Real Academia Española, fue un punto de inflexión en la consagración de la novela de Cervantes como texto capital y de la construcción intelectual que situaría el texto como libro modelo (ocupando el papel de la Biblia) en el centro del canon romántico de la Literatura española. Destaca, tanto por la calidad de la impresión y solemnidad de la edición como por los estudios e ilustraciones que acompañan al texto, realizadas por miembros de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Para el texto sirvió de modelo la edición que se tenía como primera, la de Juan de la Cuesta, de 1605, completada con la de 1608, y a la de 1615 del mismo De la Cuesta; y la de 1616 de Pedro Patricio Mey, de Valencia, para la segunda parte.
Iluminan estas páginas treinta y una estampas basadas en los más conocidos episodios de la novela, un retrato de Cervantes, dos frontispicios (que se repiten dos veces) y el mapa. Se completa con las cabeceras, remates y letras capitulares. Las láminas fueron dibujadas por Antonio Carnicero, José del Castillo, Pedro Antonio Arnal, Bernardo Barranco, José Brunete, Jerónimo A. Gil y Gregorio Ferro, y los grabadores: Fernando Selma, Manuel Salvador Carmona, Juan de la Cruz, Francisco Muntaner, Joaquín Fabregat, Joaquín Ballester, Pedro Pascual Moles, Juan Barcelón y Jerónimo A. Gil.
Las viñetas las realizaron Carnicero, R. Jimeno y Cuesta que grabaron Juan Minguet, Simón Brieva, M. Brandi, J. Palomino y J. Cruz. El retrato de Cervantes es obra de Manuel Salvador Carmona. El mapa, elaborado por Tomás López, geógrafo del rey, contiene los periplos de las salidas del caballero. Las planchas en cobre, se conservaron en la Real Academia española.
Sus ilustraciones, la tinta, el papel y detalles se crearon para esta edición. Se tiraron 1.600 ejemplares al precio de 320 reales. Se realizó con 4 juegos de tipos fundidos por Jerónimo Antonio Gil para la imprenta de la Biblioteca Real, que los prestó a la Academia para esta edición. La tipografía combina la letra romana con la cursiva: el cuerpo de la obra va en redonda, mientras que los epígrafes y poesías lo hacen en itálica.
El papel lo fabrica el catalán José Florens, y la tinta, fórmula propia del impresor, que es muy negra, sobresale por su claridad, igualdad y por su esmerada imposición, y se conserva, pasados los siglos, en un estado extraordinario.
La Academia dió [a Ibarra] ocasión y medios para elevar a la tipografía española el más excelso monumento que hasta entonces habían visto los nacidos: esa edición soberana del QUIXOTE, que forma hoy uno de los más exquisitos ornamentos en toda buena biblioteca.
El origen de esta edición fué que, habiendo leído Don Vicente de los Ríos, en varias Juntas de la Academia, un juicio de Cervantes y elogio de sus obras, se acordó, a propuesta del Secretario Don Francisco Antonio de Angulo, «hacer una edición correcta y magnífica de DON QUIXOTE; en papel marquilla y en tomos en cuarto, con láminas originales, inventadas y dibujadas con la mayor propiedad, «abiertas por los mejores profesores de la Academia de San Fernando, y con los demás adornos correspondientes, para que en todas sus partes tenga esta edición la perfección posible». […]
Para lo material de la empresa se mandó fabricar en Cataluña a José Florens «papel de hilo especial, suave y apacible a la vista y dócil al tacto» [Cotarelo]; «se fundieron nuevas varias clases de tipos de letra muy clara, gallarda y adecuada al tamaño del libro, que es en 4º mayor y consta de cuatro volúmenes.
(«Noticias y loas de algunos libros impresos por Ibarra» en El Maestro Ibarra : Homenaje que la Casa Gans, al celebrar sus Bodas de oro, dedica, al gran impresor Joaquín Ibarra .- Madrid : Richard Gans, [1931] p. 53-54).
Después de un largo año en el que la Biblioteca ha estado cerrada debido a la necesaria renovación y adecuación de sus infraestructuras, luce ahora renovada imagen:
Con motivo de la reapertura se va a realizar una semana de puertas abiertas para el personal de la BUVa, la última semana de junio, del 26 al 30 de junio de 2023.
Para concertar la visita, que necesariamente será en grupos reducidos, escribid un correo a biblioteca.historica@uva.es
La reapertura de la biblioteca se ha realizado el día 31 de mayo con una rueda de prensa institucional, en la que han participado el Rector, Antonio Largo; el Vicerrector de Instraestructuras, Julio Grijalba; la Directora del Servicio de Bibliotecas de la UVa, Isabel Lecanda y el director de la Biblioteca Histórica, Ernesto Vázquez.
El acto fue organizado por el Gabinete de Comunicación de la Universidad de Valladolid. A la rueda de prensa siguió una visita en la sala de la Librería en la que participaron medios, autoridades e invitados.
Todos estos actos han sido destacados en la prensa local y televisión autonómica. Como hemos ido contando a través de nuestro Twitter: @BUVaSantaCruz.
Desde la Biblioteca queremos reiterar nuestros agradecimientos:
Al Rector y su equipo, en especial a Julio Grijalba Vice-rector infraestructuras, por su implicación.
A Leticia Santos Galende, anterior directora, que ha acompañado y sufrido toda la obra.
Al personal de la BHSC y al del Palacio de Santa Cruz, así como al personal de Mantenimiento de la UVa y al personal de Limpieza, sin cuya colaboración y consejos hubiera sido difícil coronar la obra.
Y a la memoria de Covadonga Matos Eguiluz, prematura e infelizmente fallecida, que inició todos estos proyectos y cuyos objetivos marcan todavía nuestro trabajo.
Si bien la Biblioteca Histórica tiene por misión: reunir, estudiar y conservar las obras anteriores a 1835 del importante patrimonio bibliográfico de la UVa, Santa Cruz es mucho más, su vieja librería Colegial se ha convertido en un Lugar de memoria. Un espacio simbólico diseñado para sobrecoger y perdurar.
Las mandas testamentarias del Cardenal; su organización, su ubicación privilegiada y diseño funcional siguiendo cánones humanísticos e ideas renacentistas; sus fondos y proyecto se destinaban, desde sus inicios (1479-1492) a perdurar en el tiempo.
Sensaciones que refuerza la fábrica de la librería barroca, completada en 1705, que ha llegado hasta hoy, probablemente como muestra del poder institucional y canto del cisne del Colegio.
La Actual Sección de Fondo Antiguo se ha ido reuniendo a lo largo de los siglos: se corresponde a diferentes épocas, circunstancias y peripecias.
El acceso a sus fondos está orientado a investigadores, que tienen disponible una Biblioteca auxiliar de referencia. La Biblioteca se encarga de divulgar este valioso patrimonio, orientar y facilitar información a sus usuarios. También proporciona reproducciones digitales para usos de investigación, a los que se puede acceder a través del repositorio UVaDoc.
La difusión comprende, además de los proyectos de Acceso libre a través de internet y reproducciones, la organización de visitas institucionales y académicas, exposiciones temáticas y cesión de fondos para exposiciones de otras instituciones.
Con motivo de la reapertura, cobra materialidad la exposición virtual Libros Malheridos, que se preparó para las III Jornadas de Gestión de Patrimonio Bibliográfico (Valencia, 2022), organizadas por el Grupo de Patrimonio Bibliográfico de REBIUN del que formamos parte.
Pero la Biblioteca tiene más que mostrar. Recorrer su espacio emociona. Sus piezas artísticas y arquitectura; la historia que contiene, la del cardenal y sus sueños humanísticos, la de sus fondos y la del Colegio de Sta. Cruz que en buena medida son -con sus cicatrices y vicisitudes – la de la Universidad, la del Conocimiento académico y en parte la de la ciudad de Valladolid.
Y si, como advierte el Libro Eclesiástico, que es de los sapienciales:
Sabiduría escondida y tesoro que no se puede ver, / ¿para que sirven uno y otro? (Libro Eclesiástico 20,32)
En la Universidad de Valladolid tenemos un pequeño templo del saber y un tesoro de libros que les invitamos a conocer y disfrutar.
Nuestro manuscrito MS 053 reúne un buen número de órdenes, instrucciones y patentes relativos a la organización militar del reinado de Carlos I principalmente y de su sucesor Felipe II.
Carlos V heredó el sistema militar de los Reyes Católicos: el ejército permanente peninsular estaba compuesto principalmente por las Guardias de Castilla y la Infantería de Ordenanza, mientras que el de Italia se basaba en las Coronelías. La Ordenanza de Génova de 15 de noviembre de 1536 es el principio de la organización formal de los Tercios del Ejercito de los Austria. Esta ordenanza vino a regular el dispositivo militar de la corona en Italia, dividiendo las fuerzas reales en tres tercios: un tercio en Nápoles y Sicilia, otro en Lombardía y el tercero, llamado de Málaga, en Niza. El primer tercio acabaría desdoblado: uno estacionado en Nápoles y el otro en Sicilia. Estos fueron los tercios que serían conocidos como los tercios viejos.
Los tercios, junto con la Armada, fueron el instrumento principal de la política exterior militar de la corona, (solo intervinieron en la península para sofocar la rebelión de las Alpujarras o en la conquista de Portugal). Los Tercios nuevos serán formados para combatir a lo largo y ancho de Europa y el Mediterráneo junto con los viejos e incluían soldados españoles, italianos, valones y alemanes; en el siglo XVII se formaron también tercios suizos e irlandeses.
Sobre la creación y organización de este ejército imperial conservamos en nuestra biblioteca una obra de gran interés: “Relaçion de la manera que se tiene en pagar la Gente de Guerra del ex[erci]to del enperador nuestro señor y los sueldos que cada naçion lleva y los ministros della y titulos que se les dan en Alemania, flandes y ytalia a) Alemania y flandes. Carrolus … (fol. 1) … dinero de mas (fol. 169)”. U/Bc MS 053.
Batalla de Pavía (1525) de Bernard van Orley (circa 1492–1542) (Tapiz, lana, seda, plata y oro.) (Wiki)
En el Manuscrito MSS 300 (ant. Sig. Códice E.136) de la Biblioteca Nacional, junto con la Ordenanza de Génova antes referida, se recogen órdenes, instrucciones y patentes que constituyen un documento único para la historia militar de España. Igualmente, nuestro manuscrito MS 053 reúne un buen número de escritos fechados entre 1536 y 1559, que corresponden al reinado de Carlos I principalmente y de su sucesor Felipe II, en los que se dispone el pago de las tropas de Alemania, Flandes e Italia.
Contiene, además, títulos de nombramientos, de organización, de alojamiento de oficiales y tropa, de suministros y de pagos tanto de la infantería como de la caballería y la artillería. En conjunto son fuente importantísima para el conocimiento de la organización territorial, jerárquica y numérica de los primeros cuerpos profesionales que compusieron el Ejercito Imperial.
Desde el pasado 16 de marzo y hasta el 27 de agosto, se puede visitar en la Biblioteca Nacional la exposición «Beato de Liébana. La fortuna del Códice de Fernando I y Sancha».
Coincidiendo con el año lebaniego se expone el manuscrito, un facsímil que el visitante puede hojear libremente y diversos ejemplares que repasan la historia del manuscrito. Además, la copia digital del original está disponible en acceso abierto en la Biblioteca Digital Hispánica.
El resto de obras expuestas reconstruyen el periplo que sufrió el ejemplar desde su elaboración en un scriptorium regio leonés para el monasterio San Juan Bautista de León (actual San Isidoro de León) hasta su llegada a la Biblioteca Nacional. En León lo encontró Ambrosio de Morales cuando, por encargo de Felipe II, realizó su viaje de estudio por los reinos de León, Galicia y Asturias. Coincidió que habían llevado allí el de Valcavado (conservado en la Biblioteca Histórica de la Universidad de Valladolid) «para cotejarlo con estotro de S. Isidoro, y assi io lo vi«. Se presume que fue entonces cuando las tablas genealógicas que le faltan al de Valcavado se incorporaron al de Fernando I y Sancha.
Manuscrito expuesto: «Relaciones del viaje que Ambrosio de Morales, cronista de Su Magestad […]»
En época romana los meses se dividían en tres períodos: kalendas, nonas e idus, que se relacionaban respectivamente con la luna nueva, la luna media y la luna llena.
Las kalendas serían los días 1 de cada mes, las nonas se corresponderían con el primer cuarto de luna (día 5 en enero, febrero, abril, junio, agosto, septiembre, noviembre y diciembre; y día 7 en marzo, mayo, julio y octubre) y los idus coincidirían con la luna llena (día 13 en los meses con nonas en día 5 y día 15 cuando son de día 7).
Para calcular la fecha actual en relación a estos periodos, para los idus la fórmula es: Fecha actual = Día I + 1 – nº de idus.
Por estas fechas (8-9 de septiembre = 13 +1 – 6) se terminó de copiar el Beato de Valcavado tal y como aparece reflejado en una de sus páginas iniciales “Initiatus est liber iste Apocalipsis Iohannnis VI Idus Iunius et finibit Exaratus VI Idus septembris Sub era VIII. Deo gratias”.
En los monasterios medievales la copia de libros era un servicio religioso más. Los meses estivales se prestaban más a la copia por la cantidad de horas de luz y la fluidez de las tintas.
Este año 2022 se conmemora el Quinto Centenario del fallecimiento de Antonio de Nebrija (Lebrija 1444-Alcalá de Henares 1522).
Especialmente conocido por la elaboración de la primera Gramática Castellana, fue también un pródigo latinista, traductor, catedrático, poeta, historiador, impresor y editor. En resumen, todo un representante del Humanismo español.
Sus “Introductiones Latinae” supusieron toda una novedad como manual de referencia para la enseñanza del latín. Dado el éxito de esta obra, la reina Isabel le encargó hacer una traducción, con el curioso título de “Introducciones latinas : contrapuesto el romance al latin, para que con facilidad puedan aprender todos, y principalmente las religiosas, y otras mugeres dedicadas á Dios / que para este fin mandó hacer S.A. la Reyna Católica Doña Isabel al maestro Antonio de Nebrija”
En contraposición al éxito que tuvo esa primera obra, su Gramática sobre la lengua castellana no tuvo mucha repercusión en su época. Fue en el siglo XVIII cuando pasó a convertirse en objeto de atención. Esta gramática supuso un hito por ser la primera de una lengua europea moderna.
A principios del siglo XVI publicó una colección de himnos eclesiásticos a los que Nebrija añadía comentarios gramaticales para precisar su sentido. Fue durante esta época que trabajó junto al Cardenal Cisneros en la confección de la Biblia Políglota. Las opiniones de Nebrija no solían contentar al resto de teólogos que participaban de la empresa, pues pretendía revisar el texto de la Vulgata mientras que los demás querían que permaneciera inalterable. Llegó a ser denunciado ante la Inquisición, de la que consiguió librarse gracias a la acción de Cisneros.
Se conservan varios ejemplares con el grabado del autor censurado.
El 26 y 27 de mayo se celebrarán en Valencia las III Jornadas de Gestión del Patrimonio Bibliográfico organizadas por el Grupo de Trabajo de Patrimonio Bibliográfico de REBIUN y la Universitat de València. Tienen como vocación servir de foro para la presentación y el debate entre especialistas de diferentes instituciones sobre los diversos aspectos de la gestión de las colecciones patrimoniales y especiales en bibliotecas.
Están dirigidas a profesionales del ámbito de bibliotecas, archivos, restauración, documentación, investigación, mercado editorial y a todas las personas que estén interesadas en la gestión del patrimonio bibliográfico.
El plazo de presentación de propuestas de comunicaciones finalizael 15 de febrero de 2022.
La Universidad de Sevilla ha anunciado el fin de la digitalización de los cerca de 1.200 manuscritos que custodia la sede de la Biblioteca Rector Antonio Machado y Núñez. Este fondo se fue formando a partir de bibliotecas jesuíticas, conventuales, donaciones y legados particulares entre los que destacan los de Manuel Andérica, Antonio Delgado Hernández, Joaquín Hazañas y Luis y Santiago Montoto, entre otros.
El conjunto de imágenes supera las 450.000, incluyendo unas 280.000 realizadas gracias a una subvención del Ministerio de Cultura.
Eduardo Peñalver, jefe de Sección Fondo Antiguo de la US, reconoce «que ha sido un trabajo «laborioso y meticuloso», porque el material que se ha tenido que manipular ha requerido de tiempo, rigor y técnica».
Eduardo Peñalver, jefe de Sección Fondo Antiguo de la US.
Con obras datadas entre los siglos XIII y XX, destacan los códices medievales, muchos iluminados y algunos de una belleza extraordinaria, como una «Biblia» que podría remontarse al siglo XIII o XIV. Entre los volúmenes curiosos destaca «Tratado de exorcismos y exorcistas de la Iglesia católica» y de tema local el «Libro de las antigüedades y grandeza de la ciudad de Sevilla» o una interesante relación del incendio que asoló en 1792 el teatro El Coliseo de Sevilla, que lleva por título «Lo que sucedió en el corral de comedias del Coliseo de Sevilla».
Estos manuscritos pueden ser consultados en la plataforma Internet Archive, donde la BUS aloja su fondo histórico digitalizado, en IDUS, Depósito de Investigación de la Universidad de Sevilla y en HISPANA.