En el tercer centenario del nacimiento del impresor Joaquín Ibarra y Marín (1725-2025)

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Grabado para la ed. de la Academia del Quijote cc ij

El arte del libro y de la imprenta, en España, conocerá un momento de esplendor en la segunda parte del siglo XVIII. Bajo los designios renovadores y gustos clásicos de Carlos III, se produce una evolución autónoma en el marco del Siglo de las luces. Una orientación ilustrada, que se plasma en los talleres de la Imprenta Real, en los talleres de Antonio Sancha, Benito Monfort y en el de Joaquín Ibarra, tal vez el más representativo.

Nacido en Zaragoza un 19 o 20 de julio de 1725, Joaquín, era sobrino de Antonio Marín y hermano menor de Manuel Ibarra, probablemente maestro y discípulo, con los que se iniciaría en el oficio. Primero con su hermano, en Cervera, con el que permaneció hasta 1742; año en que se trasladó a Madrid, donde posiblemente continuase su aprendizaje en casa de su tío y hasta 1753, cuando montó su propio negocio en la calle Urosas.

En sus inicios tuvo problemas con la justicia, que se prolongaron por más de una década, y que a punto estuvieron de acabar con su carrera, a cuenta de impresiones realizadas sin las debidas licencias, derechos y tasas. Ya asentado, imprimió para la Compañía de Mercaderes de Libros desde 1758 a 1763; fue socio de ella desde 1759 y participó desde su fundación de la Real Compañía de Impresores y Libreros. En 1766 trasladó su taller a un local mejor en la calle de la Gorguera, próxima a la Puerta del Sol, la calle Carretas y la Carrera de San Jerónimo, área que reunía las mejores librerías de la capital.

Marca de la Real Compañía de Impresores y Libreros del Reino U/Bc 08892

La organización de este taller sirvió de modelo para la Imprenta Real y la de la Real Compañía de Impresores y Libreros del Reino. Fue impresor de Cámara de Su Majestad, del arzobispado primado de Toledo, del Ayuntamiento de Madrid, de la Real Academia Española y del Supremo Consejo de Indias. Sin embargo se le considera el gran innovador del arte de la imprenta en España, que todavía en la década de 1750, una vez perdido el dominio de las imprentas internacionales de los Pases Bajos e Italia, permanecía supeditada a los talleres locales, dominados por un estilo arcaizante, sujetos al uso y mezcla de tipografías anticuadas.

Con una de las más importantes imprentas del reino en su época (en un inventario de 1770 contaba ya con catorce prensas, y en sus últimos años alcanzaría las veinte y unos cien operarios) creó escuela – como Guttemberg – y desarrolló una filosofía completa de la imprenta. Colaboró con el editor Antonio Sancha, antes de que este estableciera imprenta propia, imprimiendo entre otras obras los primeros volúmenes del Parnaso Español. De su taller saldrían algunos de los grandes impresoras de principios del siglo XIX: Miguel de Burgos, Rafael Sánchez Aguilera y Juan José Sigüenza y Vera. Este último, en 1811, siguiendo las notas y consejos de su maestro, publicó el primer manual de tipografía española: “Mecanismo del Arte de la Imprenta”.

Aunque empleó tipografías en uso, Ibarra destacó por el reaprovechamiento de las fundiciones romanas en composiciones de gran limpieza y el equilibrio clásico en las planas, combinado con tintas de calidad y papeles cuidados que definen un estilo de impresión absolutamente neoclásico, de modelo académico. En 1931 la Casa Richard Gans, de Madrid, encargó a Carl Winkow, la apertura de unas matrices tipográficas para la conmemoración de los 50 años de la empresa, diseñados para el libro homenaje «El Maestro Ibarra». A partir de varias de esas fundiciones, se elabora la tipografía Ibarra que constituye el punto de partida de la leyenda, estudiosmodelos informáticos precursores y de rediseños digitales recientes.

Monograma en marca de impresor de Joaquín Ibarra U/Bc 02371

Cuidó la fabricación del papel, estudió los procesos para su blanqueo y satinado, fabricaba tintas excelentes por su durabilidad y brillo según fórmulas propias, perfeccionista, pasaba el día en el taller revisando los trabajos y buscando nuevas soluciones a los problemas.

Joaquín Ibarra falleció el día 13 de noviembre de 1785. Quedó como regente de la imprenta su discípulo Rafael Sánchez Aguilera. La empresa sobrevivió bajo la dirección de su viuda (Manuela Contera) y posteriormente de sus hijos (Joaquín Hilario Antonio, nacido en 1757, Joaquina Estefanía, nacida en 1758, y Manuela, 1768 ). Posteriormente, los hijos mayores se separaron de su madre y su hermana pequeña, y se asociaron al impresor Gerónimo Ortega, mientras que aquellas siguieron al frente del taller, hasta su liquidación en 1836.

Entre su producción se singularizan:

La conjuración de Catilina y la guerra de Yugurta (1772), de Cayo Salustio, U/Bc 01938

y la edición de la Real Academia Española de El Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1780) de Miguel de Cervantes, de la que ya nos hemos ocupado en este blog.

Otras ediciones destacadas fueron:

La historia general de España (1779-1780), del padre Mariana,

U/Bc 02867 y U/Bc 02868

Paleografía española (1758); U/Bc 11677 y U/Bc BU 06537

U/Bc BU 06537

Historia de las plantas (1762) U/Bc BU 05815, U/Bc BU 05816, U/Bc BU 05817, U/Bc BU 05818, U/Bc BU 05819

Breviarium Gothicum Secundum Regulam Beatissimi Isidori (1775) U/Bc 02956

el Viaje de España, de Antonio Ponz U/Bc BU 11646 – 11655, continuada por su viuda e hijos

y los 4 tomos de la Bibliotheca Hispana Nova y Vetus (1783-1788), de Nicolás Antonio U/Bc BU 00038, U/Bc BU 00039, U/Bc BU 00040 y U/Bc BU 000 41 (los 2 volúmenes de la Nova, impresos por Ibarra como Tipógrafo Real, en 1783 y los de la Vetus, ya por sus sucesores en 1788):

Sin contar hojas volantes, bandos, avisos, etc. se calcula que el total de la producción de la Casa Ibarra serían alrededor de 2.500 impresos (Whitehead. 1980). Son hoy muy codiciados y reconocibles los libros de Ibarra, por su equilibrada estética neoclásica, por su papel de calidad, la elegancia de las planas y la tipografía, especialmente bella en las cursivas, letras largas y mayúsculas.

Con motivo de este tricentenario hemos reunido una subcolección virtual de los ejemplares impresos por la Familia Ibarra, existentes en la Biblioteca Histórica de Santa Cruz.

Peregrinaciones oníricas: Ypsilon como encrucijada alegórica

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En 1646, Pedro Cabrera, impresor de ascendencia sevillana, imprime en Lima (Perú) un libro titulado: Sueño de Antonio Maldonado en carta al Rey Nuestro Señor: Felipe el Grande en Jerusalén.

(U/Bc BU 09786)

Se trata de una obra del género “sueño”, una fantasía con base o escusa onírica escrita con el propósito de anunciar, proponer, justificar o explicar elementos de carácter histórico, político o moral. El volumen combina la estructura clásica del sueño de revelación, utilizada por Cicerón en el Somnium Scipionis y la de la alegoría del viaje infernal con guía, de la Divina Comedia de Dante. Maldonado aprovecha esta doble tradición para introducir una serie de advertencias, reflexiones morales y doctrinales que dirige al Rey Felipe IV.

En sus capítulos se narra el viaje onírico, primero al infierno, y posteriormente a los cielos y a la ciudad de Dios, Jerusalén. Esta peregrinación alegórica discurre en la compañía de dos guías: el Demonio, que se aparece al autor en forma de serpiente y la Verdad Divina, personificada en una doncella.

La ilustración en portada, contiene en un medallón, rodeado de un marco floral cuadrado al que rodean a los lados las palabras de San Pablo: *obsecra, increpa,* *oportune, et inoportune».* (ep. 2.Tim 4:1-8) y en la superior las del salmo «Viam iniquitatis amove a me – viam veritatis elegi» (Ps. 118: 29-30) , «Vias tuas domine demonstra mihi» (Ps. 24, 5) y primer verso de un conocido motete.

En el centro, un Ypsilon, su rama derecha, termina en una cruz y nubes, en ella se lee «coelum.» ; la izquierda en la que se lee .sunrefni (inversión de infernus) baja hasta una representación de la boca del infierno. Al pie del símbolo figura: «Letra, de Pitagoras.»

Dicha letra es símbolo de esta escuela. Para los pitagóricos, siguiendo al filósofo de Samos, el ser humano se enfrenta constantemente a un dilema y en especial durante su juventud: elegir entre vicio y virtud; elegir entre los apetitos de los sentidos y el desarrollo de la mente; entre la búsqueda del éxito terrenal y la sabiduría. Este dilema se representa por la letra Ypsilon, en ella la línea más ancha, la línea de la izquierda, representa el camino del vicio. La línea más estrecha, la línea derecha, representa la virtud.

Elio de Nebrija y sus hijos adoptarían el Ypsilon como símbolo:

U/Bc BU 08031 y U/Bc 11950 (marcas de imprenta de Sebastián y Sancho de Nebrija, Granada)

El tema del sueño en la literatura satírica, moral o política tiene una larga tradición. Está presente en las narraciones más antiguas de todas las culturas. Como advertencia o aviso, los sueños fueron desde antiguo elementos alegóricos que muchas veces necesitan ser interpretados por profetas, magos, oráculos, brujas, hechiceros. Uno de los ejemplos más conocidos es el del Sueño de Nabucodonosor en el Libro de Daniel (cap.2). El volumen del Beato de Valcavado (U/Bc Ms 433), junto con el Apocalipsis de S. Juan, incluye el libro de Daniel. Obra que por sus características – aunque mantenga independencia de estilo, incluso en las miniaturas, – se concibió como parte del mismo volumen y se encuentra asociado a éste por su temática simbólico-alegórica y de revelación (con fuerte carga onírica).

El sueño de Nabucodonosor : el ídolo de pies de barro (fol. 195v.)

El sueño de Nabucodonosor : el ídolo de pies de barro (fol. 195v.)

El festín de Baltasar (fol. 204r.) ; Visión de Daniel : el carnero y el macho cabrío (fol. 211v.)

Tanto el sueño de Nabucodonosor, como el episodio del banquete de Baltasar y la visión de Daniel son elementos muy conocidos de un texto muy influyente como ejemplo de alegoría de la corrección, advertencia o admonición de los poderosos.

Otro de los grandes precedentes es el Sueño de Escipión, de Cicerón, perteneciente al fragmentario libro De República. En esta obra, durante el sueño, Escipión el Africano se aparece a su nieto, Escipión Emiliano, para entablar un diálogo sobre los méritos y virtudes de los antiguos romanos en contraste con su tiempo. El fragmento del Sueño, que servía como epílogo o conclusión del libro de Cicerón, se transmitió por separado, lo que permitió que se haya conservado completo.

Su principal vía de transmisión fue a través del Comentario de Macrobio, cuya interpretación filosófica y moral fue referencia para numerosos escritores de la Antigüedad, la Edad Media y la Modernidad (Boecio, Casiodoro, Isidoro de Sevilla, Dante Alighieri).

Macrobio: In somnium Scipionis expositio, iuxta textum Ciceronis. Saturnalia. Venetiis: a Philippo Pincio Mantuano, 1500 U/Bc IyR 332 (1)

Juan Luis Vives publicó su propio comentario al sueño en 1520, que dejaba obsoleto el texto de Macrobio, en un momento en que las ediciones de Cicerón se multiplicaban y eran ampliamente difundidas por la naciente prensa.

Io. Lodovici Vivis Valentini Operum, Basileae : Apud Iacobum Parcum, impensis Episcopis Iunioris, 1555 U/Bc 07803-4

Probablemente imitándolo, aunque de carácter más satírico, es el relato de temática artúrica del El sueño de Rhonabwy, relato Galés de los siglos XII-XIII, en él un caballero del legendario rey Madoc, se tumba a dormir en una piel de vaca en una extraña casa y termina viajando a la época de Arturo, describiendo lo que ve y comparándolo con el pobre presente. Además del rico contenido y la descripción de armas, ropas, cabalgaduras y colores es una obra, que por otra parte plantea la circulación y adaptación de los clásicos grecolatinos en las literaturas célticas.

Y es que el artificio fue ampliamente utilizado, el viaje, el diálogo y aprendizaje del alma en el sueño es una variante que ha tenido gran tradición literaria. Dante, usaría la misma excusa onírica, lo que le permite salvar críticas y temas escabrosos para la Iglesia, para introducir la idea del viaje del alma, en un contexto plenamente humanístico, guiado por Virgilio, por los diferentes niveles del infierno.

Danthe alighieri fiorentino historiado/ [comento di Christophoro Landino; reuista et eme[n]data per … maestro Piero da Figino], Impressa in Venetia: per Bartholomeo de Zanne da Portese, 1507. U/Bc IyR 154

En la península, desde la obra de Bernat Metge Lo somni (1399) a los diversos sueños de Quevedo podemos rastrear este género, casi siempre, con intenciones políticas. El dilema o los casos ejemplares ante los que se presenta una elección y a los que se ofrece una explicación o solución, es otra de las variantes más ricas que entronca con el género: es la esencia de los textos sapienciales, que se interconectan en las diversas tradiciones literarias, para educación o aviso de príncipes: los relatos Bíblicos y la cuentística hebrea, los textos clásicos quintaesenciados en la Ilíada y Odisea, con sus secuelas romanas; los relatos célticos y los artúricos franco-bretones, los textos de la tradición oriental de las Mil y una noches y los apólogos árabes como los famosos relatos de Calila et Dinma, que entroncan con la tradición hispánica iniciada en El conde Lucanor, y seguido en la Celestina, los relatos picarescos e incluso los entremeses y novelas cervantinas.

D. Juan Manuel : El conde Lucanor, edición de Gonzalo Argote de Molina, Sevilla, 1575. U/Bc 09067

El frontis con que se abre el U/Bc BU 09467, Idea principis christiano-politici centum symbolis expressa. (Excudebat Ioannes Mommartius, suis, et Francisci Vivieni sumptibus, 1649), de Diego Saavedra Fajardo, reproduce esa imagen del camino del joven príncipe como formación o elevación hacia el honor y la inmortalidad. En él, el príncipe, de armadura, pisa sobre el vicio para iniciar la abrupta vía celestial entre alegorías y personajes históricos, mitológicos y bíblicos acompañado por Hércules, que le indica el camino.

El joven Hércules, también está relacionado con el viaje y aprendizaje del alma, sus guías, el símbolo Ypsilón y la bifurcación como dilema. En su juventud al héroe, se le aparecen en sueños dos mujeres. Una de ellas, que representa el Vicio le propone un camino fácil, lleno de placeres; la otra que representa la Virtud le propone un camino difícil que requiere esfuerzo y perseverancia, pero que le llevará al honor. El camino del honor le dará la estima de los dioses y hará que sea recordado por siempre. Por esto, no pocas veces, Hércules se representa en una encrucijada.

Annibale Carracci : Hércules en la encrucijada (Ercole al bivio), 1596 óleo (Wikipedia)

VISOR : exposiciones virtuales

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Hemos enriquecido la Biblioguía de la Biblioteca Histórica con una nueva sección de exposiciones virtuales realizadas con la herramienta VISOR de BUCLE.

VISOR es una Plataforma web de gestión de exposiciones virtuales desarrollada en código libre disponible y personalizada para cada una de las 4 universidades de Castilla y León. Permite la clasificación y publicación de todo tipo de contenidos multimedia y documentos: vídeos, audios, fotografías de alta resolución, PDF.

La plataforma web cuenta con el centro de supercomputación de Castilla y León (SCAYLE) como soporte.

>>Acceder a VISOR

Por el momento contiene: la última Exposición que tenemos físicamente expuesta en la Biblioteca : «Muestra de Monstruos» y una Colección que reúne las Miniaturas del Beato de Valcavado, con su explicación.

COLECCIONES

La sección Colecciones comprende elementos de carácter permanente en nuestra Biblioteca. Son conjuntos establecidos de libros, discos, láminas, etc., bajo un epígrafe común, con las mismas características, de una misma clase y reunidas por su especial interés o valor.

Miniaturas del Beato de Valcavado

La pieza más antigua y valiosa de la Biblioteca Histórica de Santa Cruz es una copia de Los Comentarios al Apocalipsis San Juan, de Beato de Liébana realizada por el presbítero Oveco en el Monasterio de Valcavado en el año 970.

Se trata de un manuscrito mozárabe sobre pergamino mandado copiar por el abad Sempronio, como así consta en el Laberinto, una de sus miniaturas.

El Beato de Valcavado está miniado por 87 ilustraciones. La palabra «miniatura» se utiliza para denominar la ilustraciones presentes en códices medievales y tiene su origen en el «minium» un pigmento rojizo compuesto por óxido de plomo. Parece que este nombre deriva de «minium» por el río Miño, donde se ubicaban las principales minas de donde se extraía este óxido.

>>Acceder a Colección.

EXPOSICIONES

La sección Exposiciones presenta a los usuarios conjuntos de libros, láminas, informaciones o ilustraciones, de los fondos de nuestra Biblioteca.

Son elementos reunidos con criterios individuales o de grupos de trabajo con el hilo conductor de un elemento común o eje temático. 

U/Bc BU 09558

Muestra de Monstruos

La primera acepción de “Monstruo” en la RAE es “Ser que presenta anomalías o desviaciones notables respecto a su especie”. “Producción contra el orden regular de la naturaleza”. Orden regular, estándar o “normalidad”, que no deja de ser un concepto estadístico.

Lo que se desvía de la norma es monstruoso. Procede del latín “monstrum” y a su vez del verbo monere, que significa “advertir, avisar”. En la Antigüedad la aparición de algo extraordinario era interpretado como un aviso o advertencia de los dioses.
Emparentado con la bestia, escapa a las normas. Habitantes de los márgenes, los monstruos rompen el orden natural y cuestionan todo aquello que se considera “normal”. Nacen de un imaginario colectivo a partir de una diferencia, casi siempre corporal, que se hace evidente. Provocan fascinación, admiración, pero a la vez odio y rechazo. La construcción de una línea que separe lo normal de lo patológico ha acompañado a la evolución de la humanidad. Lo normal se asocia con la estadística mientras que lo patológico a la biología.
La alteridad del otro es un concepto clave en las relaciones sociales. Las normas, reales para la comunidad, construyen la “normalidad”. El monstruo es el reflejo de una alteridad propia que no gusta… que se sitúa en los límites de lo que consideramos humano.

>> Acceder a Exposición

La BHSC en Hispana. Exposición virtual del día del Libro

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HISPANA- Exposición Día del Libro

La Biblioteca histórica, cumpliendo su misión de divulgar el patrimonio bibliográfico de la UVa participa, junto a diferentes instituciones, en la exposición virtual de patrimonio bibliográfico, que realiza HISPANA PRO, con motivo del Día del libro.

Contribuimos en esta ocasión con el ejemplar U/Bc Ms 301 de nuestra Sección de Manuscritos. Sección formada por 529 volúmenes de temática variada (sobre todo historia y derecho), el ejemplar más antiguo es del siglo X y el más moderno un borrador de una tesis de 1921. Todos ellos se encuentran actualmente disponibles en formato digital en el repositorio UVaDoc.

U/Bc Ms 301 Primera página del texto.
Accesible para su descarga en PDF, Repositorio UVADOC

El manuscrito y su peritexto

Además de por su calidad, letra y contenido el manuscrito es interesante por las anotaciones realizadas por diferentes manos que aparecen en el texto, encuadernación y en sus hojas de guarda.

A la vuelta de la primera hoja de respeto presenta en estilizada letra gótica un exlibris manuscrito en tinta negra (variante del que figura en el U/Bc Ms 167) que dice: «D. Pe. de Me[n]doça».

Lo que hace pensar que el libro en algún momento perteneció al Cardenal Mendoza y que probablemente hace parte de la donación original de éste, con la que se inicia el fondo de la Biblioteca de Santa Cruz.  

Contiene también en las primeras hojas diferentes anotaciones numéricas (que parecen evidenciar diferentes ubicaciones de armario y cajón en la Biblioteca colegial, a lo largo de los siglos) y una rúbrica certificando el número de páginas conservadas (que se repite en otros ejemplares manuscritos al principio y final) probablemente realizadas por algunos de los responsables de la Biblioteca en los siglos XVI-XVIII.

Además, contiene dos anotaciones manuscritas del siglo XVI en el recto de la misma hoja, que indican, que, contra las Constituciones de la Biblioteca Colegial (que prohibían sacar libros de la Biblioteca incluso para llevarlos a las habitaciones) un lector lo hizo. Siendo nada menos que el precoz latinista y muy literalizado príncipe Carlos de Austria, hijo de Felipe II.

«Comentarios de cesar. Sacaronse de la libreria del collegio de Sta. cruz desta v[ill]a de vall[adol]id por mandado del p[ri]nçipe don carlos n[uest]ro s[eñ]or a 9 de mayo 1556.

Mandolos bolver su alteza sabido q[ue] avie Const[ituci]on que no se pudiessen sacar libros de la libr[eri]a a 11 del d[ic]ho mes y ano [rubricado]».

Descripción:

  • Título : [Comentarios a la Guerra de las Galias]
  • Título uniforme : [De bello Gallico. Latín]
  • Autor : César, Cayo Julio
  • Otro autor: Scarilem, Ambrosium (comentarios).

Formato: [2], 104 h. ; 31 x 22 cm. Manuscrito en latín en letra del S. XV (1440), sobre papel. Texto a plana. Títulos y capitales en rojo. Apostillas y notas parcialmente guillotinadas. Foliación coetánea a tinta. Caja de escritura 20,5 x 12,5 cm; 31 líneas. por página. Encuadernación en pergamino, tapa suelta enlazada. En los cortes: «Comentar d Cesar». Con Notas manuscritas y apostillas marginales.

González de Mendoza, Pedro (1428-1495), ant. pos.

Citado por : (Alonso-Cortés, 301, Rivera, 266, Olim., 247)

Signatura : U/Bc Ms 301

30 años del Proyecto Dioscórides

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En 2025 se cumplen 30 años del proyecto Dioscórides, que dio inicio a la digitalización de patrimonio documental de la Universidad Complutense gracias al convenio firmado con los laboratorios Glaxo-Wellcome. Por entonces pocas instituciones en España habían emprendido la aventura de digitalizar sus fondos. El Archivo General de Indias y la Fundación Sancho El Sabio fueron punteros en este campo y ofrecieron su asesoramiento en el despegue del proyecto, así como la Biblioteca Nacional o el Ministerio de Cultura.

Antonio Guzmán Guerra repasa la importancia de la obra de Dioscórides, que da nombre al proyecto de digitalización del fondo

En el año 2000 los equipos de digitalización se trasladaron a la Biblioteca Histórica, en la sede del Marqués de Valdecilla, que abría sus puertas tras la rehabilitación del edificio. De esta manera se continuaron digitalizando fondos de las diversas temáticas que alberga la colección. El catálogo CISNE fue dotado entonces de una pasarela que permitió incorporar la base de datos de libros y de grabados.

            Almudena Caballos (Jefa del Servicio de Edición Digital y Web de la BUC presenta una de las obras digitalizadas)

En la Jornada “La Biblioteca Complutense y la digitalización de su patrimonio: 30 años del Proyecto Dioscórides” que tuvo lugar el pasado 26 de marzo en el Edificio D de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense, se dieron cita representantes del Archivo de Indias de Sevilla, de la Fundación Sancho el Sabio, de la Biblioteca Nacional y de la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria (Ministerio de Cultura) para repasar sus experiencias en digitalización y divulgación de los fondos. A continuación, debatieron en una mesa redonda sobre los desafíos iniciales y los retos futuros.

En la sesión de tarde, diversos representantes de la institución presentaron las colecciones digitalizadas del fondo de la BUC (manuscritos, incunables, grabados japones, cartografía, fotografía) accesibles a través de la web Patrimonio Digital Complutense. A continuación se sumó Dolores Romero (de la Facultad de Filología) para moderar una mesa redonda sobre los retos del patrimonio bibliográfico con la perspectiva de la IA y las Humanidades Digitales. Entre los comentarios y preguntas de los asistentes, se habló de la Universidad de Valladolid por la herramienta Transkribus, fruto del proyecto ETSO: Estilometría aplicada al Teatro del Siglo.

Todas las colecciones digitales de la BUC están publicadas en el portal de Patrimonio Digital: https://patrimoniodigital.ucm.es/

Cabecera de la Web de Patrimonio Digital de la Universidad Complutense

Años de aparición de la imprenta en diferentes ciudades. Ponencia de Fermín de los Reyes (Facultad Documentación UCM)

Tras la Jornada, concluimos que la digitalización siempre ha supuesto un reto y, tras lo aprendido después de todos estos años, hay que refinar los procesos para ser eficaces y que los resultados perduren en el tiempo. Se requiere una inversión en preservación y mantenimiento que muchas veces supone un freno para el desarrollo de proyectos si la perspectiva es cortoplacista.

La Inteligencia Artificial plantea un desafío, pues los cuerpos documentales sirven para su entrenamiento, pero han de contemplarse los derechos de autor para no incurrir en violaciones de derechos de autores o editores. No obstante, teniendo los documentos digitalizados, siempre será posible crear y desarrollar chatbots adaptados a necesidades concretas que pueden irse transformando y adaptando a los requerimientos técnicos, institucionales o de investigación.

Es importante dotar a los objetos digitales de suficientes metadatos, que cada vez son más complejos pero que son los que permiten la versatilidad y clara identificación de las copias.

La digitalización ayuda a conservar los originales y a democratizar su acceso pero también implica un coste de mantenimiento, migración y preservación que hay que prever para asegurar la conservación de las copias. Desde la Biblioteca Nacional se aboga por un Sistema Estatal de Preservación que unifique las prácticas de diferentes instituciones y que garantice la conservación a largo plazo. Esto sería de gran ayuda para instituciones que no cuentan con muchos recursos y han de improvisar soluciones sin apenas asesoramiento.

La difusión es clave porque acerca la digitalización a la ciencia, la investigación y el conocimiento de la sociedad. El uso que hacen los investigadores de nuestras colecciones es una piedra angular en el avance del conocimiento científico.

En conclusión, el perfil del profesional de bibliotecas es hoy muy diferente al de hace 30 años, y deberá seguir transformándose a medida que la inteligencia artificial y otros desarrollos vayan transformando los procesos de trabajo.

Del trabajo bibliotecario a lo largo del tiempo

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El 11 de febrero de 1380 nacía Poggio Bracciolini, erudito, humanista, amanuense, notario, canciller de Florencia, secretario papal, copista fabuloso, polemista y satírico famoso, incansable perseguidor de manuscritos perdidos de la antigüedad clásica y autor de notables tratados.

Copista de velocidad y calidad extraordinaria, desarrolló una caligrafía (lettera antica), con base en la minúscula carolina. Se le considera​ el principal impulsor de la letra humanística, que difundió desde su trabajo como notario y a través de la secretaría del Papa. Su letra, limpia, regular y muy clara, fue modelo para los tipos latinos del impresor veneciano Aldo Manuzio, origen de la letra humanística de imprenta.

De su figura, polémicas y trabajos trató detenidamente Stephen Greenblatt en «El giro: de cómo un manuscrito olvidado contribuyó a crear el mundo moderno» (2011), ensayo en que contextualiza cómo el hallazgo de una copia de «De rerum natura«, la obra en verso del filósofo romano Lucrecio, en un olvidado monasterio alemán, reintrodujo en el pensamiento conceptos que contribuyeron al giro humanístico y cultural que supondría el Renacimiento.

El ejemplar impreso U/Bc 09346 de la Biblioteca del Colegio de Santa Cruz contiene algunos de sus originales ensayos:

Poggii Florentini oratoris et philosophi Opera, collatione emendatorum exemplarium recognita (Basileae : Apud Henrichum Petrum, 1538). U/Bc 09346

En el verso de la hoja de guarda, de mano de algún bibliotecario antepasado, figura una nota de referencia, advirtiendo que Biblioteca disponía, de partes de las obras de Poggio en un manuscrito, indicando la ubicación antigua:

«Las dos obras De avaritia et Luxuria y De Infelicitate principium de este autor se encuentran en el MS. nº 102 Arm. de la izq.da balcón 1º de esta Bib. caja nº 9. Con algunas variantes.»

Por las referencias a los cuerpos y cajones deducimos que ambas obras estaban ya en la Biblioteca del Colegio de Santa Cruz antes de los cambios a fines del siglo XIX y primeras décadas del XX. El manuscrito en el Armario 1 (original del siglo XVIII) de la actual sección de Incunables y el impreso en la balda 314 de la Biblioteca histórica.

El manuscrito (actualmente signatura U/Bc Ms. 088) en el verso de la 1.ª hoja de guarda contiene notas de la misma mano, indicando que la obra se encuentra impresa y la referencia antigua (a la que se ha añadido a lápiz en letra moderna la actual].

«Esta obra De Avaritia et Luxuria, de Poggio, se encuentra impresa la primera entre las de este autor Edic. de Basilea de Enrique Pedro, cajon 314 de esta Biblioteca.» Añadido en letra moderna «[Signatura: 9346]».

En el verso de la 2.ª hoja de guarda aparece el título en la letra del Manuscrito: «Poggius de vicio[rum] gradu et infel[i]citate principum».

Y en el fol. 42 v. se encuentra la otra anotación: «Esta obra está impresa a la pág. 390 de la obra de Poggio, Basilea, apud Henr. Petrum, existentes en esta Biblioteca, cajon 314. Vé la nota puesta á la portada de este MS.»


En notas trasladas de las fichas papel a Almena se lee: «Vista la obra, sign. 9346, en la h. de guarda delantera, se lee: «con algunas variantes», refiriéndose al manuscrito.

El manuscrito, según Alonso Cortés y Rivera Manescau es italiano en letra humanística del siglo XVI (aunque podría ser anterior), y se puede descargar en el Repositorio UVaDoc.


El ejemplar impreso se encuentra en buenas condiciones de conservación aunque le falta la parte final, que ya había perdido cuando fue encuadernado en el siglo XVII, solo conservando la p. 420 parcialmente tachada. Mutilaciones y tachones, por obra de la censura como confirma la consulta a ejemplares de la misma obra en otras Bibliotecas.


Las notas, antiguas referencias de catálogo, tejuelos y anotaciones de signatura conservadas en los ejemplares son muy valiosas, no solo porque evidencian los trabajos de los antiguos bibliotecarios (que no pocas veces, y como en este caso nos orientan a la hora de atribuir autoridades normalizadas a otras obras) sino también para tratar de reconstruir la historia de los libros y las Colecciones originales a que pertenecieron y de las que se ha ido nutriendo la Biblioteca Histórica a lo largo de los siglos.

De cegueras y palabras que iluminan

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La ceguera ha sido utilizada de forma metafórica a lo largo de la historia para representar castigos divinos (como el caso de Sansón), falta de cualidades o perspectiva, pero también otras formas de visión. Podemos encontrarla en el mismo mito de la caverna de Platón (donde simboliza ignorancia y oscuridad) y en Edipo Rey, cuando el protagonista se arranca los ojos como autocastigo al descubrir que ha matado a su propio padre. En simbología religiosa también se ha usado como rasgo de humildad, es el caso de Santa Lucía, que aún cuando le extrajeron los ojos, no perdió la visión. Saramago la utilizó en su ensayo como metáfora del colapso social y, dentro de la literatura picaresca, uno de los amos del Lazarillo de Tormes es ciego.

Texto de Sófocles. Edipo tirano. En Madrid: en la imprenta de Sancha, 1793

En la propia Fachada de la Universidad de Valladolid, representativa del Barroco civil castellano, encontramos a la Sabiduría materializada en la escultura de una mujer que sostiene un libro en la mano mientras pisa a un niño que tiene los ojos vendados como símbolo de la ignorancia pueril.

Representación de la Sabiduría en la Fachada de la Universidad de Valladolid

También se ha utilizado la ceguera como metáfora de ecuanimidad, es el caso de la Justicia, que en el siglo XV comenzó a representarse con una venda en los ojos como imagen de la imparcialidad.

Marca de impresor de Guillaume Evrard en la que la Justicia, con ojos vendados, besa a la Paz

Se considera que Homero fue un poeta ciego y ha sido representado en muchas ocasiones acompañado de un lazarillo y portando una lira, pero no se sabe a ciencia cierta si era así (ni siquiera si existió). Esa ceguera física, real o no, sería un acicate para entrenar la memoria y es toda una paradoja que contrasta con la visión interna y la capacidad visionaria.

Tiresias, el adivino griego más conocido, también eran ciego. Perdió la vista pero adquirió una visión avanzada, el poder de la adivinación. La cultura griega y su uso de las metáforas constituye un esfuerzo por ir siempre más allá de lo visible.

Cuenta la leyenda que Demócrito, el filósofo griego contemporáneo de Sócrates, se arrancó los ojos para poder meditar mejor, para no ser perturbado por la visión.

Gorter, J. de. (1780). Cirugia expurgada. En Madrid: en la imprenta de Pedro Marin, 1780

Son muchos los escritores ciegos que han demostrado que la literatura es una forma de ver el mundo sin necesidad de ojos.

James Joyce padeció una disminución de la visión, debido a que que sufría síndrome de Reiter, aunque algunos estudios recientes señalan que la causa de su ceguera podría haber sido la sífilis que padeció.

Luis de Camões, autor del poema épico Os Lusíadas, que narra las hazañas de los navegantes portugueses, perdió un ojo tras incorporarse al ejército y luchar en Ceuta. Son curiosos los grabados que le representan con un ojo cerrado, indicando que había perdido la visión del mismo.

Camões, L. de. Lusiadas. En Madrid: por Iuan Sanchez, 1639. Sign: U/Bc 07777

John Milton, autor de El paraíso perdido, quedó completamente ciego antes de escribir su obra maestra, que tuvo que dictar a sus asistentes.

Otro caso notable es el de Helen Keller, la primera persona sordociega que consiguió licenciarse en la Universidad (en Harvard), y que ejerció de activista y escritora. En sus ensayos y autobiografía destacó el poder del lenguaje y la educación en la vida de las personas con discapacidades.

Probablemente es Borges el escritor ciego más conocido. En su discurso sobre “La ceguera” se refirió a la suya como una ceguera modesta porque era total de un ojo y parcial del otro, lo que le permitía vislumbrar algún color. Describió la ceguera como una forma de introspección: «La ceguera no ha sido para mí una desdicha total, no se la debe ver de un modo patético. Debe verse como un modo de vida: es uno de los estilos de vida de los hombres». En el poema de los dones dice:

De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden
las albas a su afán.

Parece que el personaje de Jorge de Burgos, antiguo bibliotecario de la abadía en «El nombre de la Rosa» de Umberto Eco, sería un homenaje a Borges. Nos da la pista su ceguera pero también su hispanidad, que fue elegida por ser España la cuna de los «Beatos». El personaje cita repetidas veces el Apocalipsis, y fue el encargado de llevar a la abadía varias reproducciones del Beato desde España.

En el propio «Beato de Valcavado» aparece una miniatura intercalada en el texto de un cuervo devorando el ojo a un ahogado. Se trataría del primer explorador que envió Noé antes de la paloma.

Beato de Liébana. Comentarios al Apocalipsis, con varios prólogos e interpolaciones y seguido de la explicación del libro del profeta Daniel por san Jerónimo. Con miniaturas de Oveco. S.X (970)

Dice Derrida en “Memorias de ciego” que el ciego puede ser un vidente, que tiene en ocasiones vocación de visionario. En esta obra, que en principio iba a ser el catálogo de la exposición “Memorias de ciego. Del autorretrato y otras ruinas” que él mismo comisarió para el Louvre, se pregunta si la ceguera es una posibilidad para otro tipo de visión, para aquello que los videntes no pueden ver, para lo que estarían también ciegos.

Descartes, R. L’ homme  de René Descartes, et la formation du foetus. A Paris : Par la Compagnie des Libraires, 1729


Para Platón la “doxa”, que podemos asimilar a una forma de ceguera, suponía un conocimiento engañoso forjado a través de los sentidos, una repetición automática de viejas opiniones. Parménides también utilizó este concepto para distinguir la vía de la verdad de la de esta doxa u opinión personal. Parménides no puede estar más de actualidad en su tesis, pues la época de las fake news se presta a muchos debates en los que se opina sobre temas y conceptos de los que se tiene un falso, superficial o adulterado conocimiento. Las redes sociales son caldo de cultivo para la opinión rápida, el discurso básico sin profundidad, el blanco y negro sin matices y proponen en ocasiones simplicidades peligrosas, porque la realidad acostumbra a ser compleja, caleidoscópica y subjetiva. Las explicaciones simplistas encajan en la inmediatez de los discursos del marketing pero no en las mentes críticas.

Cuántas veces como bibliotecarias no hemos dado con algún usuario que, cegado (metafóricamente hablando) pide una obra muy concreta pero, tras indagar por qué y para qué la quiere, le reconducimos y ofrecemos una alternativa que se ajusta más a sus necesidades. Sería esta una ceguera fácilmente remediable si encontramos un profesional especializado y si este, a su vez, sabe hacer las preguntas adecuadas.

La cantidad de información a la que nos exponemos diariamente resulta abrumadora, puede causar ceguera y, sumada al potencial de la Inteligencia Artificial, que es capaz de realizar búsquedas en inmensos océanos de datos parametrizados, obliga a que el elemento humano ponga orden y filtre, primero en su cabeza y, en el caso de la IA, con el prompt de solicitud, hasta delimitar qué es exactamente lo que necesita. En este punto resulta crucial el factor humano de reflexión y filtro, los chatbots de Inteligencia Artificial que utilizamos actualmente responden en ocasiones con información no pertinente que, para aceptar o descartar, hay que conocer. La Inteligencia Artificial juega el papel de una buena bibliotecaria si le hacemos las preguntas (prompts) adecuadas, tenemos claras cuáles son nuestras necesidades, y una mínima noción de lo que estamos preguntando. Es una tecnología poderosa en su capacidad de procesamiento, pero se encuentra «ciega» en muchos aspectos fundamentales de la experiencia humana.

Grabado en: Descartes, R. L’ homme  de René Descartes, et la formation du foetus.
A Paris: Par la Compagnie des Libraires, 1729

Descartes utilizó la analogía del ciego para explicar cómo percibimos el espacio. En sus obras encontramos grabados de un hombre que se guía mediante un bastón que le ayuda a identificar la ubicación de los objetos y puede reconocer con sus manos las contornos y tamaños de las cosas. Con la Inteligencia Artificial vamos a tientas también, probando y comprobando con nuestra limitada visión, qué partido le podemos sacar, de qué tareas tediosas nos liberará y cómo transformará nuestro mundo. Supone todo un desafío filosófico y social si queremos evitar convertirnos en ciegos guiando a ciegos.

La parábola de los ciegos de Pieter Brueghel el Viejo, 1568 (Expuesto en Museo di Capodimonte de Nápoles, Italia)

Fragmenta : la hoja de guarda final del Beato

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Aunque desconocemos cuantas y de qué importancia fueron las reencuadernaciones que a lo largo de sus más de 1000 años se realizaron sobre el manuscrito del Beato de Valcavado, sí conocemos que la última, realizada en 1970, sustituyó una encuadernación del siglo XVIII o principios del XIX (que se conserva) por la que presenta en la actualidad.

Dejemos para otro día la encuadernación del XVIII y los restos que hay en ella de anteriores intervenciones y centrémonos en esta ocasión en la hoja de guarda final. Un fragmento de pergamino manuscrito, con algunas pérdidas, de textura y color diferente al resto, a dos tintas (negro rojo), en letra probablemente del siglo XIII, con una estilizada ilustración en la capitular y un fragmento de partitura en el verso.

U/Bc MS 433, hoja de guarda final.

El fragmento procede seguramente de un breviario (libro de la liturgia religiosa católica que recoge el conjunto abreviado de las celebraciones a lo largo del año) y contiene la Pasión de Santa Leocadia (Passio sancte Leocadie virginis qui obiit Toleti sub Daciano preside Vº idus decembris).

G. de Andrés (1978, p. 538 n.56) y Ruiz Asencio (2002, p.90) consideran que forma parte del códice desde por lo menos el siglo XVI. Ruiz Asencio propone que el folio se aprovechó posteriormente a 1568, cuando los viejos breviarios fueron sustituidos por los nuevos textos, (adaptados al Concilio de Trento), por disposición de la Santa Sede. Dado que esta reforma dejó obsoletos los textos de los breviarios antiguos, muchos de ellos terminaron sus días vendidos y en manos de encuadernadores. En base a esto, Ruiz Asencio, concluye:

«de haber acertado en esta suposición, hemos de deducir de ella que el Beato conoció una encuadernación en el último cuarto del XVI, cuando estaba en Toledo o Madrid, o en el siglo XVII en el colegio Vallisoletano de San Ambrosio.»

Pero pudiera ser anterior, dado que los breviarios manuscritos ya no tenían razón de ser desde la reforma del Cardenal Cisneros de la iglesia de la Corona de Castilla, quien desde 1495 acometió una importante labor de recopilación, unificación y ordenación litúrgica, reuniendo gran cantidad de códices para proceder a una reconstrucción y fijación de la liturgia que culminó en la impresión de un nuevo misal y breviario.

Lo que parece evidente es que se encontraba como guarda en el XVI, ya que este fragmento tiene anotaciones de la misma mano que en otras partes del manuscrito y que se atribuyen a Jerónimo Román de la Higuera (Ruiz Asencio, 2002, p.89).

El verso de la hoja es también interesante, dado que contiene fragmentos de la letra y notación musical (de un himno?), aunque bastante ilegible. Presenta mancha del adhesivo o de la piel de alguna encuadernación más antigua.

Poco más podemos decir, por el momento, de esta guarda o de la obra a la que pertenece. Quizás si apareciesen otros fragmentos pertenecientes al mismo manuscrito podríamos conocer más de la historia y peripecias del Beato en el tiempo que discurre desde que lo viera Ambrosio de Morales en León en 1572 y hasta que reaparece en la UVa alrededor de 1770. Momento en que se integra en la colección, probablemente entre los libros que provenían del Colegio de San Ambrosio de los Jesuitas. Ocasión en la cual, suponen Rivera Manescau (1925) y Timoteo Orcajo (1930), se reencuadernó, dado que la anterior se encontraba en mal estado. Nos limitamos a dejar referencia y noticia por si alguna investigadora tuviese interés y las herramientas adecuadas para profundizar en la descripción y pesquisa.

La imagen de delicada factura, ilustración a pluma, representa probablemente a la mártir. Es de estilo románico tardío, contemporáneo de la caligrafía, de fines del siglo XII o comienzos del siglo XIII (Ruiz Asencio, 1993, p.48).

Leocadia de Toledo

La festividad de Santa Leocadia, se celebra el 9 de Diciembre (la fecha en el manuscrito corresponde al calendario Juliano, que añade 4 días al Gregoriano, establecido en 1582). El culto a Santa Leocadia, en Toledo, es antiguo, se remonta por lo menos al siglo VIII. El relato hagiográfico de su prisión y muerte fue narrado desde el siglo VII.

Publio Daciano, prefecto romano de Hispania y gobernador de la Bética, aplicó el mandato de Diocleciano para la erradicación y persecución de los cristianos.​ Así, en Toledo, en los primeros años del siglo IV, Daciano manda encarcelar a Leocadia, por su ostentación de la fe cristiana y rechazo a la apostasía.​ Leocadia, joven de familia noble y muy conocida en la ciudad por su proselitismo fue encerrada y encadenada en una mazmorra para que reflexionara sobre los tormentos que la esperaban. Pero Leocadia muere en prisión, pasando a ser ejemplo de abnegación y persevernacia.

La persecución de Abderramán I contra los cristianos provocó que se trasladaran sus reliquias, que fueron llevadas a Oviedo, donde Alfonso el Casto erigió un templo en su honor.​ De Oviedo, las reliquias fueron llevadas a Flandes en el siglo XII. Por mediación de Felipe II los monjes del cenobio de Saint-Ghislain (diócesis de Cambrai), donde estaban entonces depositadas, acceden a entregarlas y en 1587 llegan a la catedral de Toledo. Reposan en arca de plata fabricada por el platero Merino en El Ochavo de la catedral.

La iconografía tradicional de su representación es orante, ante una cruz dibujada o grabada en la celda de la prisión o con la palma del martirio. También ante el pretor, azotada y en prisión. En otras ocasiones se la representa en su aparición a san Ildefonso de Toledo.

En este caso, el rectángulo que le sirve de marco parece aludir a una celda estrecha.

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Referencias

Andrés, Gregorio de : «Nuevas aportaciones documentales sobre los códigos «Beatos»», en Revista de Archivos Bibliotecas y Museos, Madrid, 1978, nº 81, p 519-552.

Rivera Manescau, Saturnino : «El ‘Beato’ de la biblioteca de Santa Cruz de Valladolid. Procedencia y vicisitudes» en Boletín de la Comisión de Monumentos históricos y artísticos de la Provincia de Valladolid» I, 1925 p.34-36.

Rojo Orcajo, Timoteo : «El ‘Beato’ de la biblioteca de Santa Cruz» en Boletín de la Real Academia de la Historia, Madrid, 1930, p.10.

Ruiz Asencio, José Manuel : «El códice del Beato de Valcavado» en El Beato de Valcavado : estudios, Valladolid : Fournier Artes gráficas, 1993 p.36-48. (Anexo de textos que acompañan la ed. Facsímil realizada por la UVa en 1993).

Ruiz Asencio, José Manuel : «El códice del Beato de la Universidad de Valladolid» en El beato de la Universidad de Valladolid, Madrid, Testimonio Compañía editorial, 2002, (col. Scriptorium, 16) p.65-91.

O tempora, o monstra

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En las últimas jornadas hemos presenciado eventos monstruosos en el sentido de “excesivamente grandes o extraordinarios en cualquier línea”. La palabra “monstruo” procede del latín “monstrum” y a su vez del verbo monere, que significa “advertir, avisar”. En la Antigüedad la aparición de algo extraordinario que no siguiera las leyes de la naturaleza era interpretado como un aviso o advertencia de los dioses.

El monstruo emparenta con la bestia, situada en los márgenes de lo que es humano o animal pero dentro del perímetro de la vida o, al menos, del imaginario y proyección que hacemos de ella. Los monstruos rompen el orden natural y cuestionan todo aquello que se considera “normal”. Nacen de un imaginario colectivo a partir de una diferencia, casi siempre corporal, que se hace evidente. Provocan fascinación, admiración, pero a la vez odio y rechazo. La construcción de una línea que separe lo normal de lo patológico ha acompañado siempre a la humanidad. Lo normal se asocia a la estadística mientras que lo patológico va más unido a la biología.

Los monstruos son una interpretación simbólica, una explicación fácil de recordar, que se va convirtiendo en parte del acervo cultural. En épocas de grandes cambios, de rupturas de paradigmas y modelos consolidados, la razón tiende a suspenderse y de su sueño aparecen monstruos. Hay momentos a lo largo de la historia propicios al monstruo. Los milenarismos y decadentismos, los cierres de los grandes ciclos de las civilizaciones, con su evidencia de punto término de lo consolidado, de lo sabido y de las maneras de aprender y a la vez las expectativas y terrores a lo desconocido por venir. Ese ambiente general de ruina, de demolición y abandono de lo pasado, de incertidumbres, de nuevos cánones y de acumulación súbita de novedades parcialmente interpretadas, hace posible al monstruo. En el salto de conocimiento, descubiertas náuticas, geográficas y sociales al contacto con territorios y otros espacios de la humanidad en el Renacimiento; en el Siglo de las Luces; en el período entre siglos XIX y XX, o en la globalización de la era digital: al calor de tanto cambio y subversión se vislumbran numerosos monstruos en el horizonte.

La mitología está repleta de criaturas a caballo entre lo humano y lo monstruoso, no solo por su comportamiento, sino también por su apariencia física. Suelen combinar características de criaturas existentes e imaginarias y se enfrentan tanto a dioses como a héroes.

-Medusa

Un buen ejemplo es Medusa, un monstruo femenino del inframundo que convierte en piedra a todo aquel que la mire fijamente a los ojos. Según cuenta el mito, Medusa fue violada por Poseidón y, enfurecida, Atenea transformó su hermoso cabello en serpientes. Fue decapitada por Perseo, que utilizó después su cabeza como arma.

Ovidio Nasón, P. Metamorfoseos ó Transformaciones de Ovidio. Nueva ed. Madrid: Imprenta Real, 1805. Signatura: U/Bc BU 06614

El polifemo

Polifemo, hijo de Poseidón, es el más famoso de los cíclopes, miembros de una raza de gigantes con un solo ojo en mitad de la frente. Esta fábula de Góngora es un poema épico que transcurre en Sicilia, donde vive Polifemo, que está enamorado de la ninfa Galatea, la narradora de la obra. En el grabado se ve cómo Polifemo sube a una roca con una flauta para enamorar a Galatea, pero ella está enamorada de un pastor.

Góngora y Argote, L. de. El Polifemo. En Madrid: por Iuan Gonçalez, 1629. Signatura: U/Bc 09254

– El grifo

El grifo es un animal mitológico con parte superior de águila y parte inferior de un león, con pelaje, patas musculosas y cola larga. Suele ser interpretado como una bestia benigna (tira del carro en la Divina Comedia de Dante), incluso una representación de Jesús, aunque también se ha usado como imagen de todo lo contrario

En este emblema sostiene entre sus manos la parte “ad augusta” del lema “Per angusta ad augusta” algo así como “hacia el triunfo desde lo dificultoso” o, de forma más literal “desde caminos estrechos hacia las alturas”.

Como curiosidad, el uso extendido de este animal en fuentes y surtidores de las calles de Roma, hizo que la gente acabara utilizando la palabra grifo como sinónimo de fuente o surtidor.

Una de las utilidades de los monstruos además de ilustrar los relatos de los marineros, era prevenir frente a los posibles peligros que acechaban en aguas o territorios desconocidos. De esta manera encontramos monstruos marinos, dragones, serpientes, caníbales, y otras figuras monstruosas en mapas, atlas y globos terráqueos. Como los de esta «Historia Olai Magni Gothi...de gentium Septentrionalium«. Su autor realmente pensaba que los monstruos que incluyó existían y que representaban un peligro para los marineros.

«Historia Olai Magni Gothi… de gentium Septentrionalium uariis conditionibus statibusúe & de morum, rituum…» Basileae: ex officina Henricpetrina, 1567. Signatura: U/Bc BU 05924

Ulyssis Aldrovandi, médico nacido en Bolonia en 1522 publicó Monstrorum historia (1642), obra en la que recopila numerosas deformaciones anatómicas, monstruos, criaturas mitológicas, plantas aberrantes o cuerpos celestes. Las numerosas xilografías que lo ilustran tienen un gran interés simbólico. Aquí podemos ver un ser compuesto por cabeza humana y cuerpo de cerdo.

Cerdo con rostro humano en: Vlyssis Aldrovandi patricii Bononiensis Monstrorum Historia...
Bononiae: typis Nicolai Tebaldini: impensis Marci Antonij Bemiae, 1642

Los monstruos han sido utilizados como símbolos de nuestros miedos más profundos, como manifestaciones de lo que no entendemos o como metáforas de las partes oscuras de la naturaleza humana. Son pues, una invitación a reflexionar sobre lo que significa ser humano. Los libros, como vehículos para explorar esas profundidades, se convierten en puertas abiertas a la comprensión, la empatía y, en definitiva, a la aceptación de todo lo que nos hace humanos.

Imagen generada con tecnología DALL·E 3

Como decíamos ayer, el comienzo siempre es hoy

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“El comienzo siempre es hoy” es una frase atribuida a Mary Wollstonecraft, madre de Mary W. Shelley, la creadora de Frankenstein. Con esta filosofía iniciamos el curso 2024-2025 que se inauguró el pasado viernes 20 de septiembre. Iniciamos o continuamos el ciclo…

La propia ciclicidad de la naturaleza hizo que las primeras civilizaciones tuvieran un modelo circular de medición del tiempo. En los filósofos presocráticos encontramos planteamientos flexibles del concepto «tiempo», como un flujo constante en Heráclito, “algo eterno y estático” en Parménides, o indisociable del movimiento en Aristóteles.

El concepto lineal en Occidente se atribuye al relato del Antiguo Testamento, que marca un momento de creación del Universo y da a entender que tendrá un final revelado.

Es Newton, en su Principia Mathematica (obra que marca los fundamentos de la física y astronomía actuales), quien determina que el tiempo absoluto existe independientemente de que alguien pueda percibirlo o no, y progresa a un ritmo constante en todo el Universo.

En los emblemas, imágenes provistas de leyendas muy usadas entre los siglos XV y XVIII para revelar enseñanzas morales, también se representa esa linealidad, por ejemplo en el emblema XXVIII de Saavedra Fajardo. Este “Symbolum XXVIII” reza: «Consta esta virtud de la prudencia de muchas partes, las cuales se reducen a tres: memoria de lo pasado, inteligencia de lo presente y providencia de lo futuro. Todos estos tiempos significa esta empresa en la serpiente, símbolo de la prudencia, revuelta al cetro sobre el reloj de arena, que es el tiempo presente que corre, mirándose en los dos espejos del tiempo pasado y del futuro, y por mote aquel verso de Homero, traducido de Virgilio […]”

Saavedra muestra así que la prudencia debe asistir siempre las decisiones de gobierno, teniendo en cuenta tanto el pasado como el futuro, representados con esos dos espejos.

Grabado de «Idea principis christiano-politici centum symbolis expressa», 1649. (U/Bc BU 09467)

El tiempo (Cronos) también suele ser representado con un reloj de arena en una mano y una hoz en la otra, como en esta marca del impresor Petri Arnaud y su reconfortante leyenda “Semina fortunae geminat cum tempore virtus”: Con el tiempo, la virtud duplica las semillas de la fortuna. Se puede ver a Fortuna dejando caer semillas ante el Tiempo, que arrastra un arado dirigido por Minerva.

Los relojes analógicos que aún utilizamos suelen tener forma circular, ya que esa es la manera más eficiente de medir el tiempo, pues la medición es siempre precisa cualquiera que sea la posición de las manecillas.

La figura circular es la representación gráfica de la propia ciclicidad de la vida, de lo eterno y su constante regeneración, de que todo inicio no deja de ser una continuación.

Algo así representa el uróboros, esa serpiente o dragón que forma un círculo para engullir su propia cola como metáfora de la naturaleza cíclica de las cosas, de lo que nunca desaparece, sino que renace o cambia para siempre. Destrucción y renacimiento en un ciclo que se retroalimenta, como la misma vida.

La tecnología del libro, especialmente en libros antiguos, es una máquina del tiempo (en este caso cuadrada o rectangular) que rompe las barreras espacio-temporales y nos ofrece conocimientos de autores de otras épocas y lugares.

Más de cuatro siglos contemplan este ejemplar de encuadernación renacentista (U/Bc BU 02340)

Comencemos este curso o, más bien, reiniciémoslo sumando, a toda la sabiduría de los anteriores, la que nos ofrecen los libros para que, si tropezamos con las mismas piedras (cosa de nuestra naturaleza) en vez de caer, lleguemos más lejos.