Universidad de Valladolid. Biblioteca Histórica

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La República literaria de Diego Saavedra Faxardo

23 martes Dic 2025

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Barroco, Diego Saavedra y Fajardo ; República Literaria, Siglo XVIII

Para finalizar este año os dejamos la digitalización de la edición de 1788, impresa por Benito Cano en Madrid, de la Republica literaria de Diego Saavedra Fajardo.

U/Bc BU 00438

Diego de Saavedra Fajardo (Algezares, Murcia, 6 de mayo de 1584-Madrid, 24 de agosto de 1648), fue un brillante prosista, erudito y diplomático de dilatada experiencia en las cortes europeas. Destacó como autor político, tratadista de la estirpe de Maquiavelo, con una obra en las claves estético simbólica de los emblemas de Alciato (aunque no pocas veces reniegue de ambos como campeón católico). Es especialmente recordado por las ediciones latinas y castellanas de la «Idea de un príncipe político-cristiano en cien empresas«.

Retratos de los españoles ilustres : con un epítome de sus vidas (Madrid: Imprenta Real, 1791). Nº 38. U/Bc 00565

Su República Literaria fue también obra bien sucedida y admirada, tanto por su contenido como por su estilo. Es esta de Cano, una edición en octavo, profusamente anotada y prologada, con noticias biográficas, grabado y dedicatoria al Conde de Campomanes e ilustraciones calcográficas de Joseph Ximeno, que reincorpora el escrito satírico del desengañado, cosmopolita y erudito autor murciano a la corriente ilustrada, cuando ya el concepto de República literaria se encuentra plenamente consolidado y sus habitantes en ebullición.

El estilo cuidado, el espíritu crítico, racionalista, contrario a las modas y ático de Saavedra Fajardo encaja perfectamente en las propuestas y mundo en reforma de los ilustrados del siglo XVIII. Así lo indica la nota biográfica que acompaña a su retrato entre los Ilustres:

La obra es una pieza humorística, de advertencia filosófica, o llamada al orden, dentro de los gustos clásicos y reflexión libresca, imbuida de espíritu barroco trentino, desde los gustos y florilegios personales. Por una parte nos encontramos ante una demonstración erudita, para justificar pensamiento y preferencias filosóficas, artísticas y literarias, por otra nos topamos con una muestra del desencanto intelectual, resuelto en forma anecdótica e irónica.

Obra póstuma, fue publicada por primera vez en Alcalá en 1655. Elaborada por el autor hasta 1642, la obra tuvo una redacción primera (hacia 1613-1620). Nos ha llegado en dos versiones, la primera, parte de la impresa tras la muerte del autor y la segunda, de la manuscrita, de la redacción anterior, más burlesca, con notables divergencias textuales, que fue descubierta a fines del siglo XVIII por Pedro Estala.

Conoció varias ediciones, en destaque la incluida en la obra completa publicada en 1681, en Amberes, en Casa de Juan Bautista Verdussen; y especialmente en el siglo XVIII: fue publicada por Juan Zuñiga (Madrid, 1735); por Ángela de Apontes (Madrid, 1759); en Valencia, por Salvador Faulí (1768), en edición preparada y prefaciada por Gregorio Mayans y Siscar a la vista de la copia manuscrita de un original que obraba en su poder. Siguiendo esta, fue posteriormente publicada en Valencia, por Benito Monfort (1772) y en Madrid, en la Oficina de D. Benito Cano (1788 y 1790) con prólogo de D. Francisco Ignacio de Porras, Canónigo y Catedrático de Griego. En el XIX destacó la de Rivadeneyra, en su La Biblioteca de Autores Españoles; el texto crítico, fijado comparando las ediciones se debe a Vicente García de Diego (Madrid, 1922).

Aunque reelaborada varias veces después de recorrer mundo y pasar copiada de mano, es obra de juventud. Publicada póstuma, sorprende el contraste ante su obra más conocida. Podríamos decir, que lo que transparenta no es al experimentado y grave diplomático metido en su oficio y papel de educar príncipes, sino más bien al recién licenciado salmantino, rebosante de ingenio y sarcasmo, que aun tiene presente todas las lecturas canónicas, con sus comentarios, marginalias, el formalismo de los gramáticos, retóricos y la palabrería vana de los doctores indoctos y de falsa erudición.

Aunque antierasmista (lo mismo que en sus otras obras) se percibe el modelo e impacto de Erasmo. Su forma es la propia del viaje onírico con guía, perfectamente enraizada en la tradición latina y humanística, de la que nos hemos ocupado con anterioridad.

La expresión «República de las Letras» (Res Publica Litterarum or Res Publica Literaria) se originó, en su forma latina, en el siglo XV. Se considera su formulación en una carta de Francesco Barbaro a Poggio Bracciolini, fechada el 6 de julio de 1417. Sin embargo, el concepto es probablemente romano o griego, con los predentes de Platón, Luciano, Cicerón. En su desarrollo renacentista, y reasumido en el siglo XVIII es el ideal cultural europeo: la suma de las disciplinas y los saberes humanísticos y especialmente la idea de la comunidad, de la elaboración y transmisión de un código, valores, lenguaje común científico desarrollado, en la comunicación epistolar, en la crítica y noticias de novedades, en las primeras obras colectivas y más tarde en las enciclopedias y revistas científicas.

La «República Literaria» de Saavedra, se conforma en este contexto como obra juego al estilo del Sueño de Escipión, de la Utopía de Moro, del Elogio de la Locura de Erasmo y de la Comedia dantesca, avanzando a Swift, pleno de clasicismo y sutil en la burla.

Con la escusa del sueño producido por las lecturas pesadas se emprende viaje a la polis de las artes y las letras, en compañía de Marco Varrón, caballero romano, polígrafo y bibliotecario erudito, representante del buen gusto, al que el autor toma como guía.

Empieza el trayecto señalando que por suerte los campos próximos tienen remedios para la el dolor de cabeza (el eléboro) y para ayuda de la memoria (anacardina). Se pasa así a una descripción que hará reír a los estudiosos de las artes del libro y la fabricación papelera: «Aviendo llegado a la ciudad reconocí sus fosos, los cuales estavan llenos de un licor escuro; las murallas eran altas, defendidas de cañones caño­nes de ánsares y cisnes, que disparaban balas de papel. Unas blancas torres servían de baluartes, dentro de las cuales levantaba la fuerza del agua unas gruesas vigas, cuyas cabezas batiendo en pilones de mármol gran cantidad de pedazos de lienzo, los reducían a menudos átomos i recojidos éstos en zedazos cuadrados de hilo de arambre, i enjutos entre fieltros, quedaron hechos pliegos de papel, materia facil de labrar i bien costosa a los hombres ¡Qué ingeniosos somos en buscar nuestros daños! «

Las puertas se aparecen adornadas de frontis­picios y de columnas dóricas entre las que se hallan los nichos de las nueve musas. En los arrabales exteriores se hallan las viviendas y obradores destinados a las artes aplicadas y mecánicas, a la escultura, arquitectura y pintura, en ellas viven mezclados griegos, romanos, renacentistas y pocos españoles (Apeles, Fidina, Mi­guel Ángel, Velázquez).

Por todas partes se asiste a contiendas, disputas debates, en una constante de reducción al absurdo, y sucesión de anécdotas tomadas de los clásicos y sus biógrafos. Las descripciones y adjetivos son de impulso pantagruélico, de burla a las artes, las letras y a las ciencias falsas, a los detalles ridículos de la vida diaria de los sabios y filósofos, a las polémicas de las escuelas, esquemas que repetirá a lo largo de la obra.

Así irá entrando en la propia ciudad, empezando la descripción por las puertas y aduanas donde descargan de acémilas los libros, algunos tan pesados como vacíos de contenido. Y sin parar mucho, comienza a describir sus barrios, repartidos por oficios académico intelectuales.

Aparecen en las páginas todos los filósofos de la Antigüedad. Y recorre todo el canon literario del humanismo: Dante, Petrarca, Juan de Mena, Santillana, Ausias March, Garci-Laso, Camões, Boscán, Diego de Mendoza, Cetina, Ercilla, Luis de Góngora (el Marcial Cordovés), Bartolomé Leonardo de Argensola, Lope de Vega.

Entre los gramáticos, de los que se burla haciéndolos porteros, destaca a Nebrixa y al Brocense.

Insiste en la enseñanza del latín, en su dominio y estudio que debe ser como el de cualquier otra lengua y la importancia de que haga en la infancia. Desfilan todos los autores clásicos, historiadores, las grandes bibliotecas antiguas, los grandes colegios y también la falsa ciencia de alquimistas, adivinadores, filosofastros.

Los líricos se presentan en un locus amoenus: reúne a Homero, Virgilio, Tasso, Camões, lauredos; junto con Lucano, Ariosto, Horacio, Catulo, Píndaro, Petrarca, Argensola, Lope, Eurípides, Seneca, Plauto, Terencio, y a Juvenal, Persio, Marcial, y Góngora que todo lo anotan.

Si la nobleza de la ciudad son los grandes artistas y hombres de ciencias y letras que han alcanzado fama y prestigio, la plebe con sus oficios y tenderos son los demás letrados. Por todas partes se reúnen los talentos de la antigüedad y algunos modernos, pero en conjunto predomina, en el tono y descripciones, la burla y el contraste ingenioso para dejar patente la chifladura de las escuelas, doctores, gramáticos y vidas.

Se revela en sus preferencias el Canon del hombre de orden, el ideal del caballero renacentista y paladín católico. Especialmente cuando se refiere a los equilibrios sobre la maroma que realizan Alexandro Alés y Scoto, a los que Erasmo imita, solo para caer al suelo entre las entre risas de la gente.  

Se refiere de las vidas y obras de los grandes filósofos y historiadores de Platón a Xenofonte y al gran rey don Alonso, llamado el sabio que, estudiando la corona de estrellas, perdió la suya.

De todo da cuenta: lo mismo critica a los filósofos impiedosos y ateistas (Diágoras, Epicuro, Teodoro) que alaba a los referentes de la Historia Natural (Plinio, Aldrovando, Gesnero); a los Matemáticos y geómetras (Diógenes, Arquímedes, Pitágoras) a los tratadistas (Scipio Africano, Terencio), médicos como Vesalio o Galeno; juristas, artistas célebres y ridículos, mezclándolos con bajos gramáticos (una y otra vez porteros) y con los críticos a los que da oficio de barberos, no solo por las graves barbas que se cuidan, sino porque desfiguran los rostros de todos los escritores con sus comentarios.

Es especialmente curioso el contraste de la visión de esta república que se sucede entre Demócrito, que se ríe de todo lo absurdo, de lo ciegos y vulgares que son los hombres de letras y ciencias, y la de Heráclito que llora y se lamenta ante lo mismo.

Es de mucho provecho esta obra, para la comprensión de la cultura humanística del siglo XVI, y para el entendimiento de los fondos posibles de una Biblioteca académica de su tiempo. Además porque introduce con humor y fina crítica literaria, informaciones curiosas sobre algunos científicos, artistas y literatos. La obra constituye un inteligente resumen y síntesis del canon clásico que desde el Renacimiento domina la formación del escolar. Raro es el libro o autor citado en la obra de Saavedra que no pueda encontrarse en las Bibliotecas de las que podrían nutrirse un colegial salmantino o vallisoletano.

Por si fuera poco no solo es legible, sino plenamente vigente. No deja de ser curiosa la coincidencia con el hoy, ante el desengaño y desconcierto del mundo, esa sensación de malestar barroco, en un tiempo de crisis, y ante la vorágine que ha producido la imprenta, que provoca esa esa queja contra la sobreinformación inasumible, con que se abre el texto en sus primeras páginas y como constante recorre la obra hasta su final. Esa protesta contra los muchos autores vanos y libros de escasa doctrina y nulo valor, la burla ante la necedad de los filósofos, la cara humana y vulgar de los grandes y la soberbia de los doctores, la pedantería de los críticos y la rigidez de los gramáticos.

Sucédense, pues, para deleite del lector curioso, anécdotas y páginas brillantes impregnadas de una profunda melancolía ante la imposibilidad de volver a las pocas y más puras fuentes de doctrina y verdadera erudición.

Colofón con firma del Ilustrador Joseph Ximeno.

«Quod non vides» Emblemática y Paraemblemática en la Biblioteca

29 miércoles Oct 2025

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emblemática, paraemblemática, poder y sociedad en la Edad Moderna», Quod non vides, XV Congreso de la Sociedad española de Emblemática, «Arte

Con motivo del XV Congreso de la Sociedad española de Emblemática, que se celebra en Valladolid a comienzos del mes de noviembre de 2025, se organiza una exposición, con los fondos de la Biblioteca histórica de la Universidad de Valladolid, de interés para los especialistas en la literatura emblemática y de la cultura visual.

La iniciativa parte del GIR y UIC «Arte, poder y sociedad en la Edad Moderna»  y han colaborado en ella: Patricia Andrés González , Jesús F. Pascual Molina, Álvaro Pascual Chenel, Isabel Escalera Fernández , Julio M. Cubero Bujance, Guillermo del Olmo Ramiro, Lucas Rodríguez Fernández, Irene Sobrino Tejo, Laura Paredes Rubio.

Con el título de «Qvod non vides», utilizado en una de las empresas de la custodia de Juan de Arfe para la catedral de Valladolid, se juega con el significado de la influencia causada por la literatura emblemática en el aprendizaje y los recuerdos, al tiempo que se ponen en relieve los fondos de carácter emblemático y de sus aplicaciones de la biblioteca Histórica de la Universidad de Valladolid.

  • La exposición virtual irá reuniendo los ejemplares, juntando a las imágenes, una breve descripción, enlace a catálogo Almena y en su caso a las digitalizaciones, para su consulta o descarga a través del Repositorio UVaDoc.

>>ENLACE A LA EXPOSICIÓN VIRTUAL >>

  • La exposición física reunirá una selección de los ejemplares más interesantes de la colección y estará expuesta en las vitrinas de la Biblioteca entre el 6 de Noviembre y el 30 de mayo de 2026.

Emblemática y paraemblemática

La emblemática fue uno de los lenguajes visuales más característicos del Renacimiento y del Barroco. Nacida de la confluencia entre la palabra y la imagen, entre la erudición humanista y la invención artística, aspiró a expresar —a través de una estructura que, con sus variantes, se compone de lema, pictura y epigrama— la complejidad moral, teológica y política del mundo. Su historia recorre más de dos siglos de cultura europea, desde las primeras recopilaciones de jeroglíficos hasta las grandes enciclopedias simbólicas del siglo XVIII.

Alciati, Andrea (1492-1550). Omnia Andreæ Alciati V. C. Emblemata: cum commentariis quibus emblematum detecta origine, dubia Omnia… Parisiis: In officina Ioan Richerii: sumptibus Francisci Gueffier in via D. Ioannis Laterane[n]sis…, 1608. Signatura: U/Bc BU 09172

Esta exposición recoge los fondos de la Biblioteca Histórica de la Universidad de Valladolid, sita en el antiguo Colegio de Santa Cruz, fundado por el Cardenal Mendoza a fines del siglo XV, y del que salieron algunos de los personajes más relevantes de la historia hispánica.

Por ello, la biblioteca que conserva los libros de cuando pertenecía al colegio y otros que se fueron adquiriendo con posterioridad, contaba con obras de la literatura emblemática, género presente en la formación de juristas, religiosos, futuros gobernantes durante la Edad Moderna.

Una parte de esos fondos de literatura emblemática están formados por libros procedentes del antiguo colegio jesuita de San Ignacio. Pero también los hay procedentes de la biblioteca del Convento de San Francisco, uno de los centros religiosos más destacados de la ciudad.

QUOD NON VIDES

La exposición se articula en seis secciones que permiten seguir la evolución del lenguaje emblemático desde sus orígenes hasta su plena madurez en la cultura barroca.

En primer lugar, se aborda el origen de la emblemática en el jeroglífico, donde el redescubrimiento de los símbolos egipcios durante el Renacimiento despertó la fascinación por la imagen como depositaria de un saber oculto y moral. A partir de ahí, la emblemática moral muestra cómo, con Alciato y sus continuadores, el emblema se convirtió en un instrumento de formación ética, uniendo la belleza visual con la enseñanza de las virtudes humanas.

La siguiente sección está dedicada a la emblemática religiosa, que trasladó este lenguaje al ámbito de la fe y la devoción, transformando el símbolo en vehículo de contemplación espiritual y expresión de la experiencia mística.

A continuación, la emblemática política revela cómo las imágenes alegóricas sirvieron para legitimar el poder monárquico y las instituciones religiosas, convirtiéndose en una poderosa herramienta de propaganda y reflexión moral.

La quinta sección se adentra en el mundo de la divisa, donde lema y pictura adquieren valor personal y cortesano como signos de identidad, ingenio y distinción.

Finalmente, la emblemática aplicada muestra cómo este lenguaje simbólico trascendió el libro para impregnar la enseñanza, la arquitectura, las artes y la vida cotidiana, convirtiéndose en una auténtica gramática visual del pensamiento barroco.

***

Esta no es una exposición terminada, pues nace con la voluntad de ir incorporando en ella otros fondos ahora no incluidos.

Marca del impresor Luis Sánchez, establecido en Madrid y Valladolid U/Bc 06046

Del trabajo bibliotecario a lo largo del tiempo

10 lunes Mar 2025

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bibliotecarios, biliotecas, De Avaritia, De Infelicitate principium, De Lujuria, Poggio Bracciolini

El 11 de febrero de 1380 nacía Poggio Bracciolini, erudito, humanista, amanuense, notario, canciller de Florencia, secretario papal, copista fabuloso, polemista y satírico famoso, incansable perseguidor de manuscritos perdidos de la antigüedad clásica y autor de notables tratados.

Copista de velocidad y calidad extraordinaria, desarrolló una caligrafía (lettera antica), con base en la minúscula carolina. Se le considera​ el principal impulsor de la letra humanística, que difundió desde su trabajo como notario y a través de la secretaría del Papa. Su letra, limpia, regular y muy clara, fue modelo para los tipos latinos del impresor veneciano Aldo Manuzio, origen de la letra humanística de imprenta.

De su figura, polémicas y trabajos trató detenidamente Stephen Greenblatt en «El giro: de cómo un manuscrito olvidado contribuyó a crear el mundo moderno» (2011), ensayo en que contextualiza cómo el hallazgo de una copia de «De rerum natura«, la obra en verso del filósofo romano Lucrecio, en un olvidado monasterio alemán, reintrodujo en el pensamiento conceptos que contribuyeron al giro humanístico y cultural que supondría el Renacimiento.

El ejemplar impreso U/Bc 09346 de la Biblioteca del Colegio de Santa Cruz contiene algunos de sus originales ensayos:

Poggii Florentini oratoris et philosophi Opera, collatione emendatorum exemplarium recognita (Basileae : Apud Henrichum Petrum, 1538). U/Bc 09346

En el verso de la hoja de guarda, de mano de algún bibliotecario antepasado, figura una nota de referencia, advirtiendo que Biblioteca disponía, de partes de las obras de Poggio en un manuscrito, indicando la ubicación antigua:

«Las dos obras De avaritia et Luxuria y De Infelicitate principium de este autor se encuentran en el MS. nº 102 Arm. de la izq.da balcón 1º de esta Bib. caja nº 9. Con algunas variantes.»

Por las referencias a los cuerpos y cajones deducimos que ambas obras estaban ya en la Biblioteca del Colegio de Santa Cruz antes de los cambios a fines del siglo XIX y primeras décadas del XX. El manuscrito en el Armario 1 (original del siglo XVIII) de la actual sección de Incunables y el impreso en la balda 314 de la Biblioteca histórica.

El manuscrito (actualmente signatura U/Bc Ms. 088) en el verso de la 1.ª hoja de guarda contiene notas de la misma mano, indicando que la obra se encuentra impresa y la referencia antigua (a la que se ha añadido a lápiz en letra moderna la actual].

«Esta obra De Avaritia et Luxuria, de Poggio, se encuentra impresa la primera entre las de este autor Edic. de Basilea de Enrique Pedro, cajon 314 de esta Biblioteca.» Añadido en letra moderna «[Signatura: 9346]».

En el verso de la 2.ª hoja de guarda aparece el título en la letra del Manuscrito: «Poggius de vicio[rum] gradu et infel[i]citate principum».

Y en el fol. 42 v. se encuentra la otra anotación: «Esta obra está impresa a la pág. 390 de la obra de Poggio, Basilea, apud Henr. Petrum, existentes en esta Biblioteca, cajon 314. Vé la nota puesta á la portada de este MS.»


En notas trasladas de las fichas papel a Almena se lee: «Vista la obra, sign. 9346, en la h. de guarda delantera, se lee: «con algunas variantes», refiriéndose al manuscrito.

El manuscrito, según Alonso Cortés y Rivera Manescau es italiano en letra humanística del siglo XVI (aunque podría ser anterior), y se puede descargar en el Repositorio UVaDoc.


El ejemplar impreso se encuentra en buenas condiciones de conservación aunque le falta la parte final, que ya había perdido cuando fue encuadernado en el siglo XVII, solo conservando la p. 420 parcialmente tachada. Mutilaciones y tachones, por obra de la censura como confirma la consulta a ejemplares de la misma obra en otras Bibliotecas.

U/Bc 09346
BHSC U/Bc 09346
Roma Biblioteca nacional
UCM


Las notas, antiguas referencias de catálogo, tejuelos y anotaciones de signatura conservadas en los ejemplares son muy valiosas, no solo porque evidencian los trabajos de los antiguos bibliotecarios (que no pocas veces, y como en este caso nos orientan a la hora de atribuir autoridades normalizadas a otras obras) sino también para tratar de reconstruir la historia de los libros y las Colecciones originales a que pertenecieron y de las que se ha ido nutriendo la Biblioteca Histórica a lo largo de los siglos.

Fragmenta : la hoja de guarda final del Beato

18 miércoles Dic 2024

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Beato de Valcavado, Breviarios, Manuscritos, Restauración, Santa Leocadia

Aunque desconocemos cuantas y de qué importancia fueron las reencuadernaciones que a lo largo de sus más de 1000 años se realizaron sobre el manuscrito del Beato de Valcavado, sí conocemos que la última, realizada en 1970, sustituyó una encuadernación del siglo XVIII o principios del XIX (que se conserva) por la que presenta en la actualidad.

Dejemos para otro día la encuadernación del XVIII y los restos que hay en ella de anteriores intervenciones y centrémonos en esta ocasión en la hoja de guarda final. Un fragmento de pergamino manuscrito, con algunas pérdidas, de textura y color diferente al resto, a dos tintas (negro rojo), en letra probablemente del siglo XIII, con una estilizada ilustración en la capitular y un fragmento de partitura en el verso.

U/Bc MS 433, hoja de guarda final.

El fragmento procede seguramente de un breviario (libro de la liturgia religiosa católica que recoge el conjunto abreviado de las celebraciones a lo largo del año) y contiene la Pasión de Santa Leocadia (Passio sancte Leocadie virginis qui obiit Toleti sub Daciano preside Vº idus decembris).

G. de Andrés (1978, p. 538 n.56) y Ruiz Asencio (2002, p.90) consideran que forma parte del códice desde por lo menos el siglo XVI. Ruiz Asencio propone que el folio se aprovechó posteriormente a 1568, cuando los viejos breviarios fueron sustituidos por los nuevos textos, (adaptados al Concilio de Trento), por disposición de la Santa Sede. Dado que esta reforma dejó obsoletos los textos de los breviarios antiguos, muchos de ellos terminaron sus días vendidos y en manos de encuadernadores. En base a esto, Ruiz Asencio, concluye:

«de haber acertado en esta suposición, hemos de deducir de ella que el Beato conoció una encuadernación en el último cuarto del XVI, cuando estaba en Toledo o Madrid, o en el siglo XVII en el colegio Vallisoletano de San Ambrosio.»

Pero pudiera ser anterior, dado que los breviarios manuscritos ya no tenían razón de ser desde la reforma del Cardenal Cisneros de la iglesia de la Corona de Castilla, quien desde 1495 acometió una importante labor de recopilación, unificación y ordenación litúrgica, reuniendo gran cantidad de códices para proceder a una reconstrucción y fijación de la liturgia que culminó en la impresión de un nuevo misal y breviario.

Lo que parece evidente es que se encontraba como guarda en el XVI, ya que este fragmento tiene anotaciones de la misma mano que en otras partes del manuscrito y que se atribuyen a Jerónimo Román de la Higuera (Ruiz Asencio, 2002, p.89).

El verso de la hoja es también interesante, dado que contiene fragmentos de la letra y notación musical (de un himno?), aunque bastante ilegible. Presenta mancha del adhesivo o de la piel de alguna encuadernación más antigua.

Poco más podemos decir, por el momento, de esta guarda o de la obra a la que pertenece. Quizás si apareciesen otros fragmentos pertenecientes al mismo manuscrito podríamos conocer más de la historia y peripecias del Beato en el tiempo que discurre desde que lo viera Ambrosio de Morales en León en 1572 y hasta que reaparece en la UVa alrededor de 1770. Momento en que se integra en la colección, probablemente entre los libros que provenían del Colegio de San Ambrosio de los Jesuitas. Ocasión en la cual, suponen Rivera Manescau (1925) y Timoteo Orcajo (1930), se reencuadernó, dado que la anterior se encontraba en mal estado. Nos limitamos a dejar referencia y noticia por si alguna investigadora tuviese interés y las herramientas adecuadas para profundizar en la descripción y pesquisa.

La imagen de delicada factura, ilustración a pluma, representa probablemente a la mártir. Es de estilo románico tardío, contemporáneo de la caligrafía, de fines del siglo XII o comienzos del siglo XIII (Ruiz Asencio, 1993, p.48).

Leocadia de Toledo

La festividad de Santa Leocadia, se celebra el 9 de Diciembre (la fecha en el manuscrito corresponde al calendario Juliano, que añade 4 días al Gregoriano, establecido en 1582). El culto a Santa Leocadia, en Toledo, es antiguo, se remonta por lo menos al siglo VIII. El relato hagiográfico de su prisión y muerte fue narrado desde el siglo VII.

Publio Daciano, prefecto romano de Hispania y gobernador de la Bética, aplicó el mandato de Diocleciano para la erradicación y persecución de los cristianos.​ Así, en Toledo, en los primeros años del siglo IV, Daciano manda encarcelar a Leocadia, por su ostentación de la fe cristiana y rechazo a la apostasía.​ Leocadia, joven de familia noble y muy conocida en la ciudad por su proselitismo fue encerrada y encadenada en una mazmorra para que reflexionara sobre los tormentos que la esperaban. Pero Leocadia muere en prisión, pasando a ser ejemplo de abnegación y persevernacia.

La persecución de Abderramán I contra los cristianos provocó que se trasladaran sus reliquias, que fueron llevadas a Oviedo, donde Alfonso el Casto erigió un templo en su honor.​ De Oviedo, las reliquias fueron llevadas a Flandes en el siglo XII. Por mediación de Felipe II los monjes del cenobio de Saint-Ghislain (diócesis de Cambrai), donde estaban entonces depositadas, acceden a entregarlas y en 1587 llegan a la catedral de Toledo. Reposan en arca de plata fabricada por el platero Merino en El Ochavo de la catedral.

La iconografía tradicional de su representación es orante, ante una cruz dibujada o grabada en la celda de la prisión o con la palma del martirio. También ante el pretor, azotada y en prisión. En otras ocasiones se la representa en su aparición a san Ildefonso de Toledo.

En este caso, el rectángulo que le sirve de marco parece aludir a una celda estrecha.

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Referencias

Andrés, Gregorio de : «Nuevas aportaciones documentales sobre los códigos «Beatos»», en Revista de Archivos Bibliotecas y Museos, Madrid, 1978, nº 81, p 519-552.

Rivera Manescau, Saturnino : «El ‘Beato’ de la biblioteca de Santa Cruz de Valladolid. Procedencia y vicisitudes» en Boletín de la Comisión de Monumentos históricos y artísticos de la Provincia de Valladolid» I, 1925 p.34-36.

Rojo Orcajo, Timoteo : «El ‘Beato’ de la biblioteca de Santa Cruz» en Boletín de la Real Academia de la Historia, Madrid, 1930, p.10.

Ruiz Asencio, José Manuel : «El códice del Beato de Valcavado» en El Beato de Valcavado : estudios, Valladolid : Fournier Artes gráficas, 1993 p.36-48. (Anexo de textos que acompañan la ed. Facsímil realizada por la UVa en 1993).

Ruiz Asencio, José Manuel : «El códice del Beato de la Universidad de Valladolid» en El beato de la Universidad de Valladolid, Madrid, Testimonio Compañía editorial, 2002, (col. Scriptorium, 16) p.65-91.

Daniel Defoe y la historia de la unión entre Inglaterra y Escocia

09 martes Jul 2024

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1707, Daniel Defoe, Gran Bretaña, Treaty of Union

Entre las obras de no ficción de Daniel Defoe se encuentran los numerosos escritos, informes, cartas y panfletos redactados en el tiempo en que actuó como agente en las negociaciones para la Unión del Reino de Inglaterra con el de Escocia.

The history of the Union between England and Scotland [History of the union of Great Britain] .- London : printed for John Stockdale, opposite Burlington-Hous, Picadilly, 1786 i.e. 1787 (U/Bc 07215)

El Acuerdo establecía que Inglaterra (con Gales) y Escocia debían ser «unidos en un solo reino con el nombre de Gran Bretaña». Los detalles del Tratado se firmaron el 22 de julio de 1706. Los artículos del tratado fueron refrendados por los parlamentos de Inglaterra y Escocia y la unión política entró finalmente en vigor el 1 de mayo de 1707.

Defoe, arrastrado por sus polémicas, deudas y vida picaresca actuó como agente sobre el terreno, agitador, propagandista y espía de los representantes de la corona inglesa. Conocedor de primera mano de los sucesos, acuerdos, campañas, debates y conflictos que dieron como resultado la redacción y aprobación del tratado entre Inglaterra y Escocia, en 1709 publicará en Edimburgo, The History of the Union of Great Britain. 

Posee la Biblioteca Histórica un ejemplar (U/Bc 07215) de la magnífica edición publicada por John Stockdale en 1786, de esta particular historia de la Unión redactada por Defoe. Trabajo en el que explica su actividad y en el que destaca como cronista – no pocas veces irónico y parcial- de la realidad política y social escocesa y como fuente de primera mano del agitado proceso.

La edición, abre anteportada con un cuidado retrato calcográfico del autor, realizado por Willian Skelton (1763-1848).

Precede a la Historia de la unión, con portada propia : «An essay, containing a few strictures on the union of Scotland with England; and on the present situation of Ireland… by J.L. de Lolme. Completándose entre ambas con XXIV páginas con una biografía sobre el autor (LIFE of De FOE). Además de dedicatorias y prólogo.

Si la nota biográfica es una pieza digna de leer, especialmente para aquellas admiradoras de la literatura inglesa, en el ensayo encontramos fragmentos de la mejor pluma de Defoe, un pionero del género de la crónica parlamentaria.

Además, esta actividad como publicista y propagandista itinerante le permitió conocer la sociedad y geografía escocesa, así como tratar a una inmensa variedad de individuos, personajes, figuras y tipos, y a establecer numerosos contactos personales en la sociedad escocesa. Elementos, descripciones, anécdotas y circunstancias, que usaría en sus novelas y artículos y que tendrían gran influencia en los narradores ingleses y escoceses y en la literatura en Lengua inglesa en el siglo siguiente.


El Quixote de la Real Academia impreso por Ibarra (1780) en UVaDoc

21 miércoles Feb 2024

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D. Quixote, Joaquín Ibarra y Marín, Real Academia española, tipografía

Desocupada lectora… hemos subido, en acceso abierto, al Repositorio UVaDoc, los 4 tomos de «El ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha. Compuesto por Miguel de Cervantes Saavedra. Nueva Edición corregida por la Real Academia Española. En Madrid, por Don Joaquin Ibarra, Impresor de Cámara de S.M. y de la Real Academia, MDCCLXXX .- 4º Mayor.

Parte primera. Tomo I
Parte primera. Tomo II

Parte segunda. Tomo III
Parte segunda. Tomo IV

La edición de la Real Academia Española de 1780, impresa en el taller de Joaquín Ibarra y Marín se considera uno de los libros más bellamente impresos y una de las cumbres del arte tipográfico español del Siglo de las luces.

Los ejemplares digitalizados pertenecieron a la Biblioteca del Duque de Osuna y presentan una encuadernación Romántica.

Joaquín Ibarra y Marín (Zaragoza, 20 de julio de 1725-Madrid, 13 de noviembre de 1785), fue un impresor que desarrolló técnicas innovadoras y que experimentó con tintas, tipos y calidades de papel que confirieron a las obras salidas de sus talleres una excelencia y reputación que lo han convertido en una figura a la altura de los grandes impresores de todos los tiempos, y en el influyente divulgador de varios tipos de letra de suma elegancia.

Frontis en Tomo I y II. Parte Primera

Empleó tipografías en uso, destacando los juegos de Gerónimo Gil, los de la Fundición de Rangel (imitación o adaptación de los Garamond), los de Eudald Pradell, unos Caslon, y la cursiva del Salustio, de Espinosa de los Monteros. Ibarra destacó por el reaprovechamiento de estas fundiciones en composiciones de gran limpieza y por el equilibrio clásico en las planas, combinado con tintas de calidad y papeles cuidados que definen un estilo de impresión absolutamente neoclásico, de modelo académico. En 1931 la Casa Richard Gans, de Madrid, encargó a Carl Winkow, la apertura de unas matrices tipográficas para la conmemoración de los 50 años de la empresa, diseñados para el libro homenaje «El Maestro Joaquín Ibarra». A partir de varias de esas fundiciones, se elabora la tipografía Ibarra que constituye el punto de partida de la leyenda, estudios, modelos informáticos precursores y de rediseños digitales recientes.

Frontis Tomos III y IV. Parte segunda

Entre las más importantes obras que salieron de su taller se destacan La Conjuración de Catilina y la guerra de Yugurta, de Salustio (1772) y esta edición del Don Quixote de la Mancha impresa por encargo de la Real Academia Española (1780).

La obra, con patrocinio Real y edición de la Real Academia Española, fue un punto de inflexión en la consagración de la novela de Cervantes como texto capital y de la construcción intelectual que situaría el texto como libro modelo (ocupando el papel de la Biblia) en el centro del canon romántico de la Literatura española. Destaca, tanto por la calidad de la impresión y solemnidad de la edición como por los estudios e ilustraciones que acompañan al texto, realizadas por miembros de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Para el texto sirvió de modelo la edición que se tenía como primera, la de Juan de la Cuesta, de 1605, completada con la de 1608, y a la de 1615 del mismo De la Cuesta; y la de 1616 de Pedro Patricio Mey, de Valencia, para la segunda parte.

Iluminan estas páginas treinta y una estampas basadas en los más conocidos episodios de la novela, un retrato de Cervantes, dos frontispicios (que se repiten dos veces) y el mapa. Se completa con las cabeceras, remates y letras capitulares. Las láminas fueron dibujadas por Antonio Carnicero, José del Castillo, Pedro Antonio Arnal, Bernardo Barranco, José Brunete, Jerónimo A. Gil y Gregorio Ferro, y los grabadores: Fernando Selma, Manuel Salvador Carmona, Juan de la Cruz, Francisco Muntaner, Joaquín Fabregat, Joaquín Ballester, Pedro Pascual Moles, Juan Barcelón y Jerónimo A. Gil.

Las viñetas las realizaron Carnicero, R. Jimeno y Cuesta que grabaron Juan Minguet, Simón Brieva, M. Brandi, J. Palomino y J. Cruz. El retrato de Cervantes es obra de Manuel Salvador Carmona. El mapa, elaborado por Tomás López, geógrafo del rey, contiene los periplos de las salidas del caballero. Las planchas en cobre, se conservaron en la Real Academia española.

Sus ilustraciones, la tinta, el papel y detalles se crearon para esta edición. Se tiraron 1.600 ejemplares al precio de 320 reales. Se realizó con 4 juegos de tipos fundidos por Jerónimo Antonio Gil para la imprenta de la Biblioteca Real, que los prestó a la Academia para esta edición. La tipografía combina la letra romana con la cursiva: el cuerpo de la obra va en redonda, mientras que los epígrafes y poesías lo hacen en itálica.

El papel lo fabrica el catalán José Florens, y la tinta, fórmula propia del impresor, que es muy negra, sobresale por su claridad, igualdad y por su esmerada imposición, y se conserva, pasados los siglos, en un estado extraordinario.

La Academia dió [a Ibarra] ocasión y medios para elevar a la tipografía española el más excelso monumento que hasta entonces habían visto los nacidos: esa edición soberana del QUIXOTE, que forma hoy uno de los más exquisitos ornamentos en toda buena biblioteca.

El origen de esta edición fué que, habiendo leído Don Vicente de los Ríos, en varias Juntas de la Academia, un juicio de Cervantes y elogio de sus obras, se acordó, a propuesta del Secretario Don Francisco Antonio de Angulo, «hacer una edición correcta y magnífica de DON QUIXOTE; en papel marquilla y en tomos en cuarto, con láminas originales, inventadas y dibujadas con la mayor propiedad, «abiertas por los mejores profesores de la Academia de San Fernando, y con los demás adornos correspondientes, para que en todas sus partes tenga esta edición la perfección posible». […]

Para lo material de la empresa se mandó fabricar en Cataluña a José Florens «papel de hilo especial, suave y apacible a la vista y dócil al tacto» [Cotarelo]; «se fundieron nuevas varias clases de tipos de letra muy clara, gallarda y adecuada al tamaño del libro, que es en 4º mayor y consta de cuatro volúmenes.

(«Noticias y loas de algunos libros impresos por Ibarra» en El Maestro Ibarra : Homenaje que la Casa Gans, al celebrar sus Bodas de oro, dedica, al gran impresor Joaquín Ibarra .- Madrid : Richard Gans, [1931] p. 53-54).

 

Reapertura y Semana de puertas abiertas para personal BUVa

06 martes Jun 2023

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Biblioteca Histórica de Santa Cruz, Libros malheridos

Después de un largo año en el que la Biblioteca ha estado cerrada debido a la necesaria renovación y adecuación de sus infraestructuras, luce ahora renovada imagen:

Con motivo de la reapertura se va a realizar una semana de puertas abiertas para el personal de la BUVa, la última semana de junio, del 26 al 30 de junio de 2023.

Para concertar la visita, que necesariamente será en grupos reducidos, escribid un correo a biblioteca.historica@uva.es

La reapertura de la biblioteca se ha realizado el día 31 de mayo con una rueda de prensa institucional, en la que han participado el Rector, Antonio Largo; el Vicerrector de Instraestructuras, Julio Grijalba; la Directora del Servicio de Bibliotecas de la UVa, Isabel Lecanda y el director de la Biblioteca Histórica, Ernesto Vázquez.

El acto fue organizado por el Gabinete de Comunicación de la Universidad de Valladolid. A la rueda de prensa siguió una visita en la sala de la Librería en la que participaron medios, autoridades e invitados.

Todos estos actos han sido destacados en la prensa local y televisión autonómica. Como hemos ido contando a través de nuestro Twitter: @BUVaSantaCruz.

Desde la Biblioteca queremos reiterar nuestros agradecimientos:

Al Rector y su equipo, en especial a Julio Grijalba Vice-rector infraestructuras, por su implicación.
A Leticia Santos Galende, anterior directora, que ha acompañado y sufrido toda la obra.
Al personal de la BHSC y al del Palacio de Santa Cruz, así como al personal de Mantenimiento de la UVa y al personal de Limpieza, sin cuya colaboración y consejos hubiera sido difícil coronar la obra.
Y a la memoria de Covadonga Matos Eguiluz, prematura e infelizmente fallecida, que inició todos estos proyectos y cuyos objetivos marcan todavía nuestro trabajo.

Si bien la Biblioteca Histórica tiene por misión: reunir, estudiar y conservar las obras anteriores a 1835 del importante patrimonio bibliográfico de la UVa, Santa Cruz es mucho más, su vieja librería Colegial se ha convertido en un Lugar de memoria. Un espacio simbólico diseñado para sobrecoger y perdurar.

Las mandas testamentarias del Cardenal; su organización, su ubicación privilegiada y diseño funcional siguiendo cánones humanísticos e ideas renacentistas; sus fondos y proyecto se destinaban, desde sus inicios (1479-1492) a perdurar en el tiempo.

Sensaciones que refuerza la fábrica de la librería barroca, completada en 1705, que ha llegado hasta hoy, probablemente como muestra del poder institucional y canto del cisne del Colegio.

La Actual Sección de Fondo Antiguo se ha ido reuniendo a lo largo de los siglos: se corresponde a diferentes épocas, circunstancias y peripecias.

El acceso a sus fondos está orientado a investigadores, que tienen disponible una Biblioteca auxiliar de referencia. La Biblioteca se encarga de divulgar este valioso patrimonio, orientar y facilitar información a sus usuarios. También proporciona reproducciones digitales para usos de investigación, a los que se puede acceder a través del repositorio UVaDoc.

La difusión comprende, además de los proyectos de Acceso libre a través de internet y reproducciones, la organización de visitas institucionales y académicas, exposiciones temáticas y cesión de fondos para exposiciones de otras instituciones.

Con motivo de la reapertura, cobra materialidad la exposición virtual Libros Malheridos, que se preparó para las III Jornadas de Gestión de Patrimonio Bibliográfico (Valencia, 2022), organizadas por el Grupo de Patrimonio Bibliográfico de REBIUN del que formamos parte.

Pero la Biblioteca tiene más que mostrar. Recorrer su espacio emociona. Sus piezas artísticas y arquitectura; la historia que contiene, la del cardenal y sus sueños humanísticos, la de sus fondos y la del Colegio de Sta. Cruz que en buena medida son -con sus cicatrices y vicisitudes – la de la Universidad, la del Conocimiento académico y en parte la de la ciudad de Valladolid.

Y si, como advierte el Libro Eclesiástico, que es de los sapienciales:

Sabiduría escondida y tesoro que no se puede ver, / ¿para que sirven uno y otro? (Libro Eclesiástico 20,32)

En la Universidad de Valladolid tenemos un pequeño templo del saber y un tesoro de libros que les invitamos a conocer y disfrutar.

Fotografías: Universidad de Valladolid

Ordenanzas militares de Carlos V [Manuscrito 053]

29 lunes May 2023

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Armada, Ejército, Política militar, Tercios


MANUSCRITO: [Ordenanzas militares de Carlos V] MS 053 en UVaDoc

Nuestro manuscrito MS 053 reúne un buen número de órdenes, instrucciones y patentes relativos a la organización militar del reinado de Carlos I principalmente y de su sucesor Felipe II.

Carlos V heredó el sistema militar de los Reyes Católicos: el ejército permanente peninsular estaba compuesto principalmente por las Guardias de Castilla y la Infantería de Ordenanza, mientras que el de Italia se basaba en las Coronelías. La Ordenanza de Génova de 15 de noviembre de 1536 es el principio de la organización formal de los Tercios del Ejercito de los Austria. Esta ordenanza vino a regular el dispositivo militar de la corona en Italia, dividiendo las fuerzas reales en tres tercios: un tercio en Nápoles y Sicilia, otro en Lombardía y el tercero, llamado de Málaga, en Niza. El primer tercio acabaría desdoblado: uno estacionado en Nápoles y el otro en Sicilia. Estos fueron los tercios que serían conocidos como los tercios viejos.

Los tercios, junto con la Armada, fueron el instrumento principal de la política exterior militar de la corona, (solo intervinieron en la península para sofocar la rebelión de las Alpujarras o en la conquista de Portugal). Los Tercios nuevos serán formados para combatir a lo largo y ancho de Europa y el Mediterráneo junto con los viejos e incluían soldados españoles, italianos, valones y alemanes; en el siglo XVII se formaron también tercios suizos e irlandeses.

Sobre la creación y organización de este ejército imperial conservamos en nuestra biblioteca una obra de gran interés: “Relaçion de la manera que se tiene en pagar la Gente de Guerra del ex[erci]to del enperador nuestro señor y los sueldos que cada naçion lleva y los ministros della y titulos que se les dan en Alemania, flandes y ytalia a) Alemania y flandes. Carrolus … (fol. 1) … dinero de mas (fol. 169)”. U/Bc MS 053.

Batalla de Pavía (1525) de Bernard van Orley (circa 1492–1542) (Tapiz, lana, seda, plata y oro.) (Wiki)

En el Manuscrito MSS 300 (ant. Sig.  Códice  E.136) de la Biblioteca Nacional, junto con la Ordenanza de Génova antes referida, se recogen órdenes, instrucciones y patentes que constituyen un documento único para la historia militar de España. Igualmente, nuestro manuscrito MS 053 reúne un buen número de escritos fechados entre 1536 y 1559, que corresponden al reinado de Carlos I principalmente y de su sucesor Felipe II, en los  que se dispone el pago de las tropas de Alemania, Flandes e Italia.

Contiene, además, títulos de nombramientos, de organización, de alojamiento de oficiales y tropa, de suministros y de pagos tanto de la infantería como de la caballería y la artillería. En conjunto son fuente importantísima para el conocimiento de la organización territorial, jerárquica y numérica de los primeros cuerpos profesionales que compusieron el Ejercito Imperial.

La relación entre el Códice de Fernando I y Sancha y el de Valcavado

10 lunes Abr 2023

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Ambrosio de Morales, Beatos, Exposiciones

Desde el pasado 16 de marzo y hasta el 27 de agosto, se puede visitar en la Biblioteca Nacional la exposición «Beato de Liébana. La fortuna del Códice de Fernando I y Sancha».

Coincidiendo con el año lebaniego se expone el manuscrito, un facsímil que el visitante puede hojear libremente y diversos ejemplares que repasan la historia del manuscrito. Además, la copia digital del original está disponible en acceso abierto en la Biblioteca Digital Hispánica.

El resto de obras expuestas reconstruyen el periplo que sufrió el ejemplar desde su elaboración en un scriptorium regio leonés para el monasterio San Juan Bautista de León (actual San Isidoro de León) hasta su llegada a la Biblioteca Nacional. En León lo encontró Ambrosio de Morales cuando, por encargo de Felipe II, realizó su viaje de estudio por los reinos de León, Galicia y Asturias. Coincidió que habían llevado allí el de Valcavado (conservado en la Biblioteca Histórica de la Universidad de Valladolid) «para cotejarlo con estotro de S. Isidoro, y assi io lo vi«. Se presume que fue entonces cuando las tablas genealógicas que le faltan al de Valcavado se incorporaron al de Fernando I y Sancha.

Manuscrito expuesto: «Relaciones del viaje que Ambrosio de Morales, cronista de Su Magestad […]»

El de Valcavado puede consultarse a texto completo en el repositorio UVaDoc: http://uvadoc.uva.es/handle/10324/591

El calendario romano

07 miércoles Sep 2022

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Beato de Valcavado, Calendario romano, Códices iluminados

En época romana los meses se dividían en tres períodos: kalendas, nonas e idus, que se relacionaban respectivamente con la luna nueva, la luna media y la luna llena.

Las kalendas serían los días 1 de cada mes, las nonas se corresponderían con el primer cuarto de luna (día 5 en enero, febrero, abril, junio, agosto, septiembre, noviembre y diciembre; y día 7 en marzo, mayo, julio y octubre) y los idus coincidirían con la luna llena (día 13 en los meses con nonas en día 5 y día 15 cuando son de día 7).

Para calcular la fecha actual en relación a estos periodos, para los idus la fórmula es: Fecha actual = Día I + 1 – nº de idus.

Por estas fechas (8-9 de septiembre = 13 +1 – 6) se terminó de copiar el Beato de Valcavado tal y como aparece reflejado en una de sus páginas iniciales “Initiatus est liber iste Apocalipsis Iohannnis VI Idus Iunius et finibit Exaratus VI Idus septembris Sub era VIII. Deo gratias”.

Signatura: U/Bc Ms 433. Disponible en: http://uvadoc.uva.es/handle/10324/591

En los monasterios medievales la copia de libros era un servicio religioso más. Los meses estivales se prestaban más a la copia por la cantidad de horas de luz y la fluidez de las tintas.

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